Me levanto temprano y voy a Balei a
traer al maestro a misa, pues no es capaz de andar todo el trayecto. Algunos
más se suman y vienen en el vehículo. Hay buen número y también ambiente. Les
invito a estar alegres, como nos recomiendan las lecturas.
Tikonko sigue en la línea de llegar
tarde, pero al final son un buen número y de nuevo insisto en la alegría que
debemos mostrar porque Dios viene a salvarnos. Y como tengo la posibilidad,
porque Paul ha dicho la misa en casa, voy a ver a los que se juntan para rezar
en Lembema… Creo que no me esperaban, pero hoy les he pillado fuera de juego.
Me hablaban de alrededor de un ciento de personas que se reúnen y un grupo de
adultos, hoy había una treintena de niños y los maestros. También aquí habrá
que estar alegre y ver qué hacer.
En casa cargo dos sacos de gari para
llevar a Lungi y emprendo viaje, pues el camino es largo. Me lleva más de tres
horas y sin ninguna novedad llego a Lungi, saludo a los salesianos, bebo un
poco de agua, descargamos el gari y me voy al aeropuerto a buscar a Fidele, una
chica de Togo que apadrinan los que vienen de Valladolid y que va a estar unos
días con nosotros.
Me dicen que los que vienen desde
España, Carmen y Santos, han embarcado en Madrid, pero que el avión desde
Casablanca está lleno… Y no tengo más comunicación… Me paso el tiempo en vela
hasta ir a esperar a ver si vienen, las dos de la mañana… y para mi sorpresa
veo que aparece Carmen. Espero, pero mucho más feliz de lo que estaba, salimos
sin novedad, nos vamos a casa a dormir y hasta el día siguiente por la mañana
que nos encontramos en la iglesia para rezar.
Después del desayuno emprendemos
viaje junto con Joseph que ha llegado también en el mismo vuelo que Fidele y
que vuelve de su formación en Roma .
Sin novedad venimos a Bo y llegamos a
la hora de comer. Estoy cansado por haber dormido poco, pero un rato de siesta
recupera lo perdido y empezamos con Santos a revolver almacenes para que vea lo
que hay por casa y lo que le puede servir en su trabajo. Se suda
abundantemente. Luego vamos a la finca a ver la bomba del pozo y las cosas que
hay en el contenedor y también allí encuentra útiles que no esperaba y está
contento porque me dice que con lo que tiene ya puede comenzar a hacer algo.
Venimos a casa a la hora de la cena y
después estamos un momento compartiendo lo que nos han traído de comer hasta
que se retiran.
Tengo un buen rato de encuentro con
Joseph antes de conectarme para leer los correos y hacer la crónica.
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