Me levanto y hago el aseo a buen
ritmo, pues quiero estar en Nagoyon con tiempo, cosa que logro, pues la pista
sigue estando en buena forma a pesar del mucho polvo.
Los que trabajan en la finca ya
habían emprendido camino, pues después de llamarme repetidas veces y no haber
forma de conectarnos, pensaban si iría a decir la misa. Me vuelvo con ellos en
el vehículo y junto con otros más que vienen, celebramos la misa, que es algo
importante para los que asisten y tomamos conciencia de lo importante que es
recibir a Jesús y la vida que nos ofrece.
Vengo con los trabajadores a la finca
y les acompaño un buen rato viendo le trabajo que hacen. Se acaba el agua del
depósito y seguimos sin encontrar solución a la bomba, pero por lo menos hay
esperanza de encontrar alguna solución, aunque no sea de un día para otro.
Vengo a casa, me encuentro con Paul
que ha participado en la misa con Christopher y desayunamos juntos. Christopher
va a una reunión a Kenema y yo, después de hablar un rato con Paul vuelvo a la
finca donde nos encontramos con Mireia y vemos los trabajos próximos a hacer,
en particular la preparación de compost como abono orgánico.
Vuelvo con Paul, le acompaño a su
casa, saludo a la familia, en particular a la madre y el resto de la mañana
preparo correos y felicitaciones para unos y otros.
Vuelvo a pasar por la finca, donde
están haciendo acopio de agua para regar y los albañiles en su trabajo. En el
camino hacia Balei intento recoger a los que van de camino y en especial a las
mujeres, siempre cargadas. Ahora recorrer la pista se hace en minutos lo que
antes te costaba mucho tiempo.
Cuando vuelvo a casa me encuentro con
el ecónomo de la provincia, los del PDO, Segej, Andreas y otro salesiano de
Nigeria. Están cenando y se quedan en el hotel, la casa no reúne condiciones
para tantos.
Estamos un momento de comentarios,
pero pronto cada uno se retira a su sitio, pues están cansados y mañana espera
día intenso.
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