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domingo, 27 de enero de 2019

27 de Enero de 2019

Domingo

He dormido bastante bien, aunque me levanto con el cuerpo tocado. La moto de ayer dejó su recado y los huesos me crujen… Pero es lo que pagas por ir en la moto en un camino que no es nada fácil de recorrer. Pero no va más allá de sentir algún que otro calambre y tampoco le doy mayor importancia pues pienso que pronto se me pasará. 

En Nagoyon llego con tiempo, voy a buscar al maestro mayor y le vuelvo de nuevo a su pueblo. La misa bastante bien seguida por un grupo importante de gente, si bien algunos llegan con retraso. Insisto en el trabajo de ayer con las parejas y en la necesidad de leer el evangelio y animo a que personalmente o en comunidad intenten hacer algo por llevarlo a la práctica. 

En Tikonko hay un grupito rezando el rosario y los otros van llegando, algunos de ellos tarde, pero muchos menos que la semana precedente. He sido un poco más largo en la homilía intentando presentar el mensaje, pero veo que la gente se aburre y se duerme, por lo que las homilías breves me parecen siempre más interesantes y, la insistencia es el mismo tema, leer la palabra de Dios. 

Vuelta a casa pasando por la finca y viendo lo que están haciendo los obreros, musulmanes que paran el trabajo el viernes y trabajan el domingo… La cosa avanza que es lo importante. 

Un plato de arroz y un poco de pescado me sirven antes de echarme una siesta para estar en forma para la tarde. 

Como es último domingo de mes nos reunimos los líderes y animadores de las comunidades, hoy es en Tikonko. A la hora empezamos algunos llegan tarde y otros no se presentan, los que estamos hablamos de diversos temas de formación, de promoción de la gente, del proyecto moringa, de la importancia de nuestros encuentros… Acabamos como de costumbre con un plato de arroz con pescado. Si no suelo tomar la comida porque está muy picante, hoy me he decidido a probarla y no estaba muy fuerte y he disfrutado comiendo con ellos en la bandeja de varios. Uno me ha hecho el comentario que se siente honrado de que coma a su lado… Hacía mucho tiempo que no lo practicaba. Quizás a partir de ahora lo intente de nuevo como cuando estaba en Kandi y visitaba a la gente en los pueblos. 

Llevo a los maestros de Lembema que han venido andando. La carretera es buena y no es difícil recorrer los seis kilómetros y al mismo tiempo llevo también a los de Balei porque desde allí les queda más cerca el ir a su pueblo. A la vuelta me paso de nuevo por la finca donde los que me acompañan ven el trabajo que vamos haciendo y se admiran del avance. 

La cena en casa, que no tomo porque ya lo hice en el pueblo, las noticias, la conexión y la crónica nos ponen en el final de la jornada que se me antoja cargada de buenos propósitos y pidiendo a Dios que se hagan realidad en el día de hoy.

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