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jueves, 3 de enero de 2019

3 y 4 de Enero de 2019

Jueves y Viernes


Me levanto a la hora de todos los días, pero hoy tengo tiempo de preparar las cosas del viaje, ya que salimos a las siete. Viajo con los que regresan a su país, España y Togo, Carmen y Santos a España y Fidele, su ahijada de Togo.

He comenzado la narración, pero estoy bajo los efectos secundarios del medicamento de la malaria y lo dejo para más tarde, a ver si me aclaro un poco más, que ahora.

Viajamos a Freetown, una vez que se viene merece la pena conocer la capital, vamos a la presencia salesiana y nos reciben con delicadeza. Después de comer nos enseñan lo que hay del hogar de los chicos, pues la mayoría están reintegrados en familia, vemos también el barrio en construcción enfrente de casa, que se hace con la ayuda y el apoyo de la comunidad; nos llevan después a ver el hogar de las chicas y se nos hace la hora para ir hacia el ferry, aventura de atascos en la ciudad que no se esperaban, pues cruzar a esta hora nos lleva más de hora y media, pero siempre algo interesante para vivir y aprender, aunque me dicen que no quieren repetir la experiencia del atasco. No les importa la del viaje por barco que les ha parecido agradable, ver a tanta gente y vehículos abigarrados y a los vendedores dando vueltas y más vueltas y el bullicio de la entrada y la salida de las que sacan fotos numerosas.

En Lungui nos reciben amablemente, vamos a cenar fuera como despedida y después preparan las maletas y les dejo en el aeropuerto sin mayor dificultad mientras me vuelvo a casa a dormir y sudar antes de salir temprano hacia Bo, donde me presento sin problemas y dispuesto a viajar a Kenema donde tenemos el funeral por el obispo de la ciudad que ha fallecido.

Es un acontecimiento en el que está presente hasta el presidente del gobierno y representantes  de muchas instituciones del país y delegaciones del extranjero. La ceremonia está bien organizada y llevada con ritmo hasta que en las despedidas alguien de la familia se pasa más de media hora hablando, pero es lo que pasa por aquí. Estamos más de tres horas y nos volvemos con hambre y con sed y contentos de haber participado en la ceremonia.

He olvidado las luces del vehículo encendidas, pues había niebla, y el mecánico me ayuda a arrancarle de nuevo y voy a ver lo que pasa en la finca donde los albañiles trabajan y el agua está de nuevo en precario, pues se ha roto el grifo en el cambio que han hecho de apoyos  del depósito.

Los viajeros me comunican que han hecho un buen viaje, aunque han perdido una conexión y han llegado más tarde de lo previsto, pero todo ha llegado bien a destino, maletas incluidas.

Sigo sudando y bajo los efectos secundarios de la malaria, pero eso es lo que pasa cuando tomas pastillas.

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