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jueves, 31 de enero de 2019

31 de Enero de 2019

Jueves

Día que espera tranquilo y ha resultado movidito…

Estamos sin luz y me preparo para ir a decir la misa de Don Bosco en un pueblo. Como cada jueves me presento y estoy contemplando una rato las estrellas hasta que llegan los feligreses, que no son muchos, pero devotos y entregados.

Finalizada la misa, como cada semana, vamos a visitar por las casas a los enfermos, ancianos y los que se preparan para el matrimonio. Se sigue con interés y hay un grupo de gente asidua. Hoy hemos visitado hasta al que suele leer, que no está muy en forma y está en una de las casas alejadas de la iglesia.

Quiero venir a casa para la adoración, pero también quiero ver lo que pasa con los maestros de Balei y allá me encamino con un cargamento de mujeres que han venido a traer hojas de mandioca al mercado. Cuando llego a Nagoyon veo que una rueda está pinchada… Salgo hacia la escuela a pie, pues no está lejos e intento llegar antes de la hora. Visto lo visto, me vuelvo a pie donde está el vehículo y empiezan los problemas, pues la rueda de recambio está sin aire y no tengo red en el teléfono, lo que, después de variados intentos me hace desistir y esperar a ver si hay suerte… y la suerte llega en forma de moto con un conductor muy amable que me lleva donde se puede hinchar la rueda y me devuelve donde el coche, pero para esto se han pasado las horas de la mañana y quiero llegar a casa para la hora de comer, cosa que no logro porque en la finca se encuentra Andreas que ha venido con la arquitecto y un periodista. Como veo que la cosa va para largo, me vengo a comer con el periodista y les dejo a los otros a su trabajo en el terreno.

Después de comer me voy a reparar la rueda y cambiar las que están demasiado gastadas, lo que me lleva un buen rato, y el calor se deja notar, pero a la sombra se puede soportar.

Vuelvo a casa para la misa, estoy un rato antes con el periodista hasta que vienen a buscarle y la bendición y la misa son seguidas hoy de una manera especial por un buen número de gente.

Presido la misa y les hablo de Don Bosco, de su alegría, de sus sueños y de la manera particular de llevar las cosas, en especial a los jóvenes a Dios.

Después de la misa, la mesa, donde tenemos invitados a los frailes y las monjas que nos son cercanos. Hay una cena bien preparada y compartimos un buen rato alrededor de la comida y las noticias.

Andreas ha venido, está cansado y mañana piensa salir pronto de viaje. Tengo la sensación de que ha venido a hacer sus cosas, pero no a escuchar lo que nosotros tengamos para proponerle y es algo que se va acrecentando cada vez y que espero que pueda disminuir.

Estoy cansado del día de ajetreo, donde esperaba pasarme el día en la capilla rezando ha sucedido que me he pasado el tiempo en la pista y arreglando pinchazos, pero la sensación de de no haber perdido el tiempo, sino todo lo contrario.

Fin de mes y fiesta de Don Bosco, buen momento para dar gracias a Dios por el regalo de Don Bosco y el trabajo que ha realizado y pedirle que nos permita a cada uno de la salesianos ser las personas entregadas al bien de los demás, de los jóvenes en particular.

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