Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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miércoles, 10 de abril de 2019
10 de Abril de 2019
Miércoles
Estamos con luz. Me
llevan a rezar a Towama y en el camino un clavo inoportuno nos pincha la moto.
Encontrar quien te quiera llevar a un pueblo es cosa de poca monta, pero nadie
está dispuesto… Por fin sale uno y llego justo a la hora de la misa.
Después de la misa
me voy a pie hacia la finca y me alcanza la moto con la rueda reparada y me
lleva a Lembema donde esperamos un rato a los críos y los maestros antes de que
lleguen. Ha aparecido otro crío con serios problemas de oído y también pienso
en darle la oportunidad de la escuela de sordos. Me pongo de acuerdo con el
profe para que vaya a la escuela y se informa de las condiciones de admisión.
Vuelvo a casa
pasando por la finca y viendo el trabajo que unos y otros van haciendo además
de hablar con algunos de los trabajadores y controlar el riego de las semillas
de anacardos que tenemos plantadas.
Me encuentro
cansado y descanso un rato antes de salir para ver al carpintero que no está en
el taller y vender vino de misa y libros de catecismo.
Me he echado una
buena siesta y luego leo a la sombre del ventilador, que el calor se deja
sentir. Salgo hacia Towama donde sigo el catecismo que se hace y veo que
utilizan el libro que han recibido profusamente.
Voy andando a la
finca, sudo lo que quiero, me doy un paseo por el interior de la parcela,
compruebo lo que hice ayer con el jabón en las plantas parasitadas, me
encuentro con las hormigas mordedoras y trato de librarme de sus mordiscos, y
me vuelvo a pie al pueblo antes de que se haga de noche. En una moto me
reintegro a casa. Ducha, cena, noticias y descanso.
Estamos con luz. Me
llevan a rezar a Towama y en el camino un clavo inoportuno nos pincha la moto.
Encontrar quien te quiera llevar a un pueblo es cosa de poca monta, pero nadie
está dispuesto… Por fin sale uno y llego justo a la hora de la misa.
Después de la misa
me voy a pie hacia la finca y me alcanza la moto con la rueda reparada y me
lleva a Lembema donde esperamos un rato a los críos y los maestros antes de que
lleguen. Ha aparecido otro crío con serios problemas de oído y también pienso
en darle la oportunidad de la escuela de sordos. Me pongo de acuerdo con el
profe para que vaya a la escuela y se informa de las condiciones de admisión.
Vuelvo a casa
pasando por la finca y viendo el trabajo que unos y otros van haciendo además
de hablar con algunos de los trabajadores y controlar el riego de las semillas
de anacardos que tenemos plantadas.
Me encuentro
cansado y descanso un rato antes de salir para ver al carpintero que no está en
el taller y vender vino de misa y libros de catecismo.
Me he echado una
buena siesta y luego leo a la sombre del ventilador, que el calor se deja
sentir. Salgo hacia Towama donde sigo el catecismo que se hace y veo que
utilizan el libro que han recibido profusamente.
Voy andando a la
finca, sudo lo que quiero, me doy un paseo por el interior de la parcela,
compruebo lo que hice ayer con el jabón en las plantas parasitadas, me
encuentro con las hormigas mordedoras y trato de librarme de sus mordiscos, y
me vuelvo a pie al pueblo antes de que se haga de noche. En una moto me
reintegro a casa. Ducha, cena, noticias y descanso.
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