Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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viernes, 12 de abril de 2019
12 de Abril de 2019
Viernes
Me levanto con luz
y con ánimos. He dormido bastante bien… Los viajes en moto me dejan tan cansado
que me duermo en cualquier sitio sin problema.
John, uno de los
conectores, me lleva a Tikonko donde hay un grupito de gente. Les animo a que
sean regulares y a que vengan con otros, en particular las mujeres, que no han
venido hoy. Después la moto me lleva a Balei. El conector tiene reunión con los
que van a plantar moringa y yo estoy con los maestros y en la finca podando los
anacardos y viendo lo que hay que hacer para tratar la enfermedad que les
aqueja.
Mientras hago esto,
unos cuantos de los concernidos en la moringa han venido. Me llama la atención
lo pocos que están presentes y percibo una buena falta de motivación. Lo hablo
con John luego y los dos convenimos en que hay que motivar.
Me han presentado
semillas de anacardos que han buscado en una plantación y me parecen de buena
calidad y les animo a que hagan con ellas el semillero para la escuela y para
los que lo deseen.
Nos paramos un
momento en Nagoyon y hablamos con Daniel y Alusain esperando que para mañana
las cosas estén preparadas y la reunión de parejas sea algo coordinado y serio.
Luego en Tikonko vamos a ver una colmena donde las abejas están pacíficamente
trabajando con su dueño orgulloso del tesoro que tiene con ellas.
En la finca me
entretengo un poco con los que trabajan y ha habido un fuego que ha entrado en
la maleza que se había cortado. Por suerte no ha afectado a nada de lo que
tenemos plantado. Han comenzado el trabajo los albañiles en la construcción y
cuando me traen a casa, desayuno y me acuesto, pues estoy muy cansado.
Después de la
comida vuelvo a ver al carpintero, que nada ha hecho y me voy a la finca donde
estoy viendo lo que sembramos el día pasado, trabajamos un buen rato en el
compost y ponemos en las bolsas las semillas que me dieron esta mañana. Estoy
empapado de sudor y cuando voy a cambiar la camiseta, me doy cuenta de que se
me han olvidado los recambios en casa… Paciencia, veo lo que los albañiles
están haciendo y me encamino hacia el pueblo a pie para asistir al viacrucis,
pero cuando llego estoy tan mojado y me veo tan incómodo que pido disculpas a
los presentes, me decido a coger una moto y venir a casa a ducharme y
cambiarme.
Cena, noticias y
crónica componen el resto de la jornada.
Me levanto con luz
y con ánimos. He dormido bastante bien… Los viajes en moto me dejan tan cansado
que me duermo en cualquier sitio sin problema.
John, uno de los
conectores, me lleva a Tikonko donde hay un grupito de gente. Les animo a que
sean regulares y a que vengan con otros, en particular las mujeres, que no han
venido hoy. Después la moto me lleva a Balei. El conector tiene reunión con los
que van a plantar moringa y yo estoy con los maestros y en la finca podando los
anacardos y viendo lo que hay que hacer para tratar la enfermedad que les
aqueja.
Mientras hago esto,
unos cuantos de los concernidos en la moringa han venido. Me llama la atención
lo pocos que están presentes y percibo una buena falta de motivación. Lo hablo
con John luego y los dos convenimos en que hay que motivar.
Me han presentado
semillas de anacardos que han buscado en una plantación y me parecen de buena
calidad y les animo a que hagan con ellas el semillero para la escuela y para
los que lo deseen.
Nos paramos un
momento en Nagoyon y hablamos con Daniel y Alusain esperando que para mañana
las cosas estén preparadas y la reunión de parejas sea algo coordinado y serio.
Luego en Tikonko vamos a ver una colmena donde las abejas están pacíficamente
trabajando con su dueño orgulloso del tesoro que tiene con ellas.
En la finca me
entretengo un poco con los que trabajan y ha habido un fuego que ha entrado en
la maleza que se había cortado. Por suerte no ha afectado a nada de lo que
tenemos plantado. Han comenzado el trabajo los albañiles en la construcción y
cuando me traen a casa, desayuno y me acuesto, pues estoy muy cansado.
Después de la
comida vuelvo a ver al carpintero, que nada ha hecho y me voy a la finca donde
estoy viendo lo que sembramos el día pasado, trabajamos un buen rato en el
compost y ponemos en las bolsas las semillas que me dieron esta mañana. Estoy
empapado de sudor y cuando voy a cambiar la camiseta, me doy cuenta de que se
me han olvidado los recambios en casa… Paciencia, veo lo que los albañiles
están haciendo y me encamino hacia el pueblo a pie para asistir al viacrucis,
pero cuando llego estoy tan mojado y me veo tan incómodo que pido disculpas a
los presentes, me decido a coger una moto y venir a casa a ducharme y
cambiarme.
Cena, noticias y
crónica componen el resto de la jornada.
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