Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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viernes, 26 de abril de 2019
26 de Abril de 2019
Viernes
He dormido a ratos,
pero no me puedo quejar. Cuando no duermo leo o rezo. Cuando suena el
despertador me siento en forma y
preparado para ir a rezar a Tikonko. Voy en el coche y el camino no se me hace
largo como cuando lo hacía en moto. Me esperan unos pocos a los que animo a
seguir buscando otros para que recemos juntos y formemos una comunidad estable.
Vuelvo a la finca
donde estoy un buen rato con los que he traído y hoy les hablo de la ventaja de
plantar árboles, mejor que otra cosa y de cómo preparar el retiro para los
campesinos cuando se plantan frutales. Parece que lo han entendido…
Me doy una vuelta
por la finca y veo las moringas que riegan, también los plátanos y las papayas
que están a medio limpiar y en el semillero las cosas parecen funcionar.
Esperamos la visita
de Clara, la arquitecto que viene y trata de hacer alguna modificación en el
plan de construcción. Come con nosotros y después la llevo a la estación para
encontrar el vehículo que la llevará a su siguiente destino, pues ha salido y
tiene varios proyectos en camino que quiere visitar.
Hace calor y me
quedo a la sombra del ventilador. Llamo por teléfono para buscar información,
pero no hay cobertura. Al final de la tarde me viene a ver el que trabaja en el
pozo. Su hijo está enfermo y le han llevado al hospital, lo que quiere decir
que necesita un avance, que le doy por cómo ha trabajado en el pozo y el
interés con que lo hace.
Veo los correos,
leo las noticas, escribo la crónica y me preparo para descansar, pues aún me
siento tocado por los viajecitos en moto de esta semana pasada.
He dormido a ratos,
pero no me puedo quejar. Cuando no duermo leo o rezo. Cuando suena el
despertador me siento en forma y
preparado para ir a rezar a Tikonko. Voy en el coche y el camino no se me hace
largo como cuando lo hacía en moto. Me esperan unos pocos a los que animo a
seguir buscando otros para que recemos juntos y formemos una comunidad estable.
Vuelvo a la finca
donde estoy un buen rato con los que he traído y hoy les hablo de la ventaja de
plantar árboles, mejor que otra cosa y de cómo preparar el retiro para los
campesinos cuando se plantan frutales. Parece que lo han entendido…
Me doy una vuelta
por la finca y veo las moringas que riegan, también los plátanos y las papayas
que están a medio limpiar y en el semillero las cosas parecen funcionar.
Esperamos la visita
de Clara, la arquitecto que viene y trata de hacer alguna modificación en el
plan de construcción. Come con nosotros y después la llevo a la estación para
encontrar el vehículo que la llevará a su siguiente destino, pues ha salido y
tiene varios proyectos en camino que quiere visitar.
Hace calor y me
quedo a la sombra del ventilador. Llamo por teléfono para buscar información,
pero no hay cobertura. Al final de la tarde me viene a ver el que trabaja en el
pozo. Su hijo está enfermo y le han llevado al hospital, lo que quiere decir
que necesita un avance, que le doy por cómo ha trabajado en el pozo y el
interés con que lo hace.
Veo los correos,
leo las noticas, escribo la crónica y me preparo para descansar, pues aún me
siento tocado por los viajecitos en moto de esta semana pasada.
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