Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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miércoles, 24 de abril de 2019
24 de Abril de 2019
Miércoles
Conmemoración de
María Auxiliadora y estamos a un mes de su fiesta. Voy a decir misa a Towama. A pesar de haber invitado a la
gente a venir, no hay mucha respuesta, lo mismo por parte del empresario que
será el encargado de continuar la obra, por lo que habrá que esperar a mejor
momento.
Después de misa voy
a la finca, donde me encuentro con los trabajadores que han venido pronto y
ordenamos cosas del contenedor y luego vamos al semillero y tenemos un buen
rato de hablar y comentar la forma de hacer el semillero y las plantas a
elegir. Hoy tengo unas semillas de anacardos que vamos a plantar y para las que
preparamos las bolsas con compost y carbón que actúa como catalizador. Siguen
el trabajo con interés y en particular cuando les hablo de hacerlo en sus
fincas y de recobrar una dignidad que los agricultores no tienen o no se dan a
ellos mismos.
Vengo a Towama
donde una reunión fallida prepara el encuentro para otra vez. En casa desayuno
y voy a ver al carpintero que sigue prometiendo algo que no veo que haga, al
college donde estudian los maestros y me entero que ha fallecido un maestro
jubilado de un pueblo, con lo que se prepara el entierro…. Vienen a verme y
sugieren que esté a las cuatro de la tarde, me aseguro de que la tumba estará
hecha y vamos en moto.
El maestro era una
buena persona que ha trabajado mucho por el pueblo y los alrededores. Les sugiero
que hoy le enterramos, pero que le organizaremos una misa otro día en la cual
manifestemos el gracias que cada uno de nosotros le debe y así quedamos de
hacerlo.
Como estoy en
camino, me paso por el pueblo del pozo, difícil de llegar, pero la moto me
lleva sin mucha complicación. Han pasado la zona de tierra con piedra y avanzan
a buen ritmo. Están en los seis metros. Les animo en el trabajo y me voy, pues
me siento cansado del viaje en moto.
Pasamos por Lembema
donde encuentro al maestro que ha consultado en el colegio de sordos las
condiciones de admisión de los candidatos y como los padres de los interesados
no están en el pueblo quedamos de volver a intentarlo otra vez.
En el camino de
vuelta a casa pasamos por la finca y cuando llego a casa me encuentro cansado y
me voy a descansar, pues mañana me queda también otro día de ajetreo.
Por lo menos en el
veinticuatro nos hemos acordado de María, le hemos pedido su auxilio y contamos
con su protección.
Conmemoración de
María Auxiliadora y estamos a un mes de su fiesta. Voy a decir misa a Towama. A pesar de haber invitado a la
gente a venir, no hay mucha respuesta, lo mismo por parte del empresario que
será el encargado de continuar la obra, por lo que habrá que esperar a mejor
momento.
Después de misa voy
a la finca, donde me encuentro con los trabajadores que han venido pronto y
ordenamos cosas del contenedor y luego vamos al semillero y tenemos un buen
rato de hablar y comentar la forma de hacer el semillero y las plantas a
elegir. Hoy tengo unas semillas de anacardos que vamos a plantar y para las que
preparamos las bolsas con compost y carbón que actúa como catalizador. Siguen
el trabajo con interés y en particular cuando les hablo de hacerlo en sus
fincas y de recobrar una dignidad que los agricultores no tienen o no se dan a
ellos mismos.
Vengo a Towama
donde una reunión fallida prepara el encuentro para otra vez. En casa desayuno
y voy a ver al carpintero que sigue prometiendo algo que no veo que haga, al
college donde estudian los maestros y me entero que ha fallecido un maestro
jubilado de un pueblo, con lo que se prepara el entierro…. Vienen a verme y
sugieren que esté a las cuatro de la tarde, me aseguro de que la tumba estará
hecha y vamos en moto.
El maestro era una
buena persona que ha trabajado mucho por el pueblo y los alrededores. Les sugiero
que hoy le enterramos, pero que le organizaremos una misa otro día en la cual
manifestemos el gracias que cada uno de nosotros le debe y así quedamos de
hacerlo.
Como estoy en
camino, me paso por el pueblo del pozo, difícil de llegar, pero la moto me
lleva sin mucha complicación. Han pasado la zona de tierra con piedra y avanzan
a buen ritmo. Están en los seis metros. Les animo en el trabajo y me voy, pues
me siento cansado del viaje en moto.
Pasamos por Lembema
donde encuentro al maestro que ha consultado en el colegio de sordos las
condiciones de admisión de los candidatos y como los padres de los interesados
no están en el pueblo quedamos de volver a intentarlo otra vez.
En el camino de
vuelta a casa pasamos por la finca y cuando llego a casa me encuentro cansado y
me voy a descansar, pues mañana me queda también otro día de ajetreo.
Por lo menos en el
veinticuatro nos hemos acordado de María, le hemos pedido su auxilio y contamos
con su protección.
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