Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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miércoles, 17 de abril de 2019
17 de Abril de 2019
Miércoles
He dormido bien. Me
levanto en buena forma y me voy a buscar una moto, que hoy aparece pronto, para
ir a rezar a Towama. No está el catequista, que siempre suele estar un rato
antes de que yo llegue. Hoy me toca esperar a que los otros lleguen, mientras
rezo el rosario.
Con un poco de
retraso, pues la lluvia siempre pega las sábanas, comenzamos la misa y la
asistencia es normal. Al final de la misa, cuando pienso que me voy a
entretener un momento con ellos, aparece la moto que está dispuesta a volverme
a casa y no lo pienso dos veces, pues a esta hora no es fácil encontrar un
transporte.
Después del
desayuno y un rato de leer, vamos a la catedral conde tenemos la misa crismal
presidida por el obispo y concelebrada con los curas de la diócesis. Es una
celebración festiva y no mucha gente participa. No es larga, pues antes de la
una ya estamos de regreso y eso después de haber tomado un arroz en la casa
parroquial.
Estoy empapado de
sudor y los oídos me zumban, pero un rato de siesta me vuelve a la buena forma
y después de leer un rato me encuentro con Henry, que trabaja en el PDO y
tenemos un positivo intercambio, además de dos de los conectores, uno que me
lleva a ver a los que trabajan en un pozo y le otro que me llevará mañana de
nuevo al pueblo donde podremos comenzar el pozo sin tardar.
Tengo un rato de
encuentro con los que trabajan en un pozo, después de observar durante un buen
rato su forma de trabajar. Esto me permite tener las cosas claras y mañana
intentar reunirme de nuevo con la gente del pueblo y ver si podemos comenzar el
trabajo cuanto antes.
La oración, la
cena, las noticias, ponen fin a un día más de abril en la semana santa.
He dormido bien. Me
levanto en buena forma y me voy a buscar una moto, que hoy aparece pronto, para
ir a rezar a Towama. No está el catequista, que siempre suele estar un rato
antes de que yo llegue. Hoy me toca esperar a que los otros lleguen, mientras
rezo el rosario.
Con un poco de
retraso, pues la lluvia siempre pega las sábanas, comenzamos la misa y la
asistencia es normal. Al final de la misa, cuando pienso que me voy a
entretener un momento con ellos, aparece la moto que está dispuesta a volverme
a casa y no lo pienso dos veces, pues a esta hora no es fácil encontrar un
transporte.
Después del
desayuno y un rato de leer, vamos a la catedral conde tenemos la misa crismal
presidida por el obispo y concelebrada con los curas de la diócesis. Es una
celebración festiva y no mucha gente participa. No es larga, pues antes de la
una ya estamos de regreso y eso después de haber tomado un arroz en la casa
parroquial.
Estoy empapado de
sudor y los oídos me zumban, pero un rato de siesta me vuelve a la buena forma
y después de leer un rato me encuentro con Henry, que trabaja en el PDO y
tenemos un positivo intercambio, además de dos de los conectores, uno que me
lleva a ver a los que trabajan en un pozo y le otro que me llevará mañana de
nuevo al pueblo donde podremos comenzar el pozo sin tardar.
Tengo un rato de
encuentro con los que trabajan en un pozo, después de observar durante un buen
rato su forma de trabajar. Esto me permite tener las cosas claras y mañana
intentar reunirme de nuevo con la gente del pueblo y ver si podemos comenzar el
trabajo cuanto antes.
La oración, la
cena, las noticias, ponen fin a un día más de abril en la semana santa.
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