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martes, 9 de abril de 2019

9 de Abril de 2019

Martes

He dormido regular, me he levantado muchas veces durante la noche y cuando suena el despertador tengo sueño, pero me espera un día de motos y a ver a dónde llegamos. Me lleva en moto un conector a Nagoyon donde celebro la misa sin mucha gente y a quienes animo a vivir el día como hijos de Dios, mirando a Jesús.

Pensaba ir a la escuela de Balei, pero le han cambiado los planes a quien me lleva y va a ir a un pueblo para el que no hay carretera y, como ya he estado allí varias veces, me apunto y a ver lo que sale. Después de haber hecho su trabajo con los que están en la cuestión de la moringa, me doy cuenta de que en el pueblo, además de no haber camino, tampoco tienen agua… La van a buscar a un arroyo distante. Les propongo hacer un pozo y están encantados.

Hasta aquí no hay ninguna dificultad. La cosa viene cuando les digo que en qué están dispuestos a colaborar y parece que es con sacos de carbón, en vez de dinero… Acepto cualquier cosa que me propongan como colaboración y mi interés es hacerles colaborar y ver de liberar a unas cuantas mujeres y niñas de un trabajo muy esclavo.

Me traen en la moto a le escuela de Balei. Estoy un ratito con ellos, doy instrucciones para los árboles de anacardos que hay y que necesitan mantenimiento  y les prometo venir la semana que viene o en cuanto pueda. Les animo en la lectura, pues ahora tienen libros para poder hacerlo.

El conector quería volver a la finca a ver el trabajo de los empleados del proyecto. Venimos juntos y también veo lo que se hace en el terreno. Luego me trae a casa. Me siento cansado y me reposo un buen rato, estando de nuevo en forma para salir a ver al carpintero y al teléfono, sin resultados.

Después de comer y una buena siesta, vuelvo al carpintero, vendo unos cuantos libros de catecismo y voy al mecánico donde tengo pertenencias en el coche, entre ellas unas botas que necesito para estos días de lluvias y humedades.

Vuelvo a la finca, donde me entretengo con las papayas que tienen cochinilla y les aplico una buena rociada de jabón y cuando ya estoy agotado, me siento un poco viendo los que trabajan en recuperar una pieza que se les ha caído en el pozo y veo lo que les cuesta. Me hace recordar cuantos momentos complicados  he vivido en tantos pozos… Y estoy cerca de ellos y les animo en el trabajo.

Me trae una moto a casa, ducha para quitar el sudor y el polvo, cena, noticias y descanso, que mañana hay recorrido de nuevo.

 

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