Crónica de las experiencias vividas en Bo (Sierra Leona) por el misionero salesiano Antonio Gutiérrez
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martes, 16 de abril de 2019
16 de Abril de 2019
Martes
Me levanto temprano
y para antes de las seis ya estoy en Nagoyon, donde hoy por primera vez, me he
encontrado con una sola persona, el maestro de Balei. Me lo tomo con calma,
rezamos el rosario y luego en la moto me llevan a Potehun, otro de los pueblos
sin carretera y sin agua.
Me reúno con la
gente, que me conoce por habernos visto en muchas ocasiones. En el pueblo ya he
estado un par de veces, siempre a pie y hoy nos entretenemos un rato hablando
de la necesidad que tienen de agua. Les pido colaboración y la ofrecen en forma
de sacos de carbón. Como no tengo las cosas muy claras a la hora de quién va a
hacer el trabajo en el pozo, quedamos en que seguiremos en contacto.
Me han dado buena
impresión. Creo que el que lleva el programa de la moringa está haciendo un
buen trabajo y esperemos que la cosa continúe. Por el sendero acabamos en la
pista que va a Lembema y me entretengo un rato en la escuela con alumnos y
maestros antes de venir a la finca donde han comenzado el trabajo los
campesinos y también los albañiles.
En casa me tomo el
desayuno y me acuesto un rato para recuperar el cansancio de la moto y después
leo y preparo lo de la semana santa. Después de comer me echo un rato la
siesta. Se suda con profusión y a la sombra del ventilador se puede soportar.
Espero que me llamen para contactar con gente que trabaja en los pozos, pero no
llega la llamada, así que a esperar a mañana a ver si hay más suerte.
Vienen a cenar con
nosotros tres curas nigerianos con los que tenemos un rato de agradable
conversación. Hemos recuperado la conexión y leo las noticias. Luego empieza a
llover, con lo que la temperatura baja y se podrá dormir.
Me levanto temprano
y para antes de las seis ya estoy en Nagoyon, donde hoy por primera vez, me he
encontrado con una sola persona, el maestro de Balei. Me lo tomo con calma,
rezamos el rosario y luego en la moto me llevan a Potehun, otro de los pueblos
sin carretera y sin agua.
Me reúno con la
gente, que me conoce por habernos visto en muchas ocasiones. En el pueblo ya he
estado un par de veces, siempre a pie y hoy nos entretenemos un rato hablando
de la necesidad que tienen de agua. Les pido colaboración y la ofrecen en forma
de sacos de carbón. Como no tengo las cosas muy claras a la hora de quién va a
hacer el trabajo en el pozo, quedamos en que seguiremos en contacto.
Me han dado buena
impresión. Creo que el que lleva el programa de la moringa está haciendo un
buen trabajo y esperemos que la cosa continúe. Por el sendero acabamos en la
pista que va a Lembema y me entretengo un rato en la escuela con alumnos y
maestros antes de venir a la finca donde han comenzado el trabajo los
campesinos y también los albañiles.
En casa me tomo el
desayuno y me acuesto un rato para recuperar el cansancio de la moto y después
leo y preparo lo de la semana santa. Después de comer me echo un rato la
siesta. Se suda con profusión y a la sombra del ventilador se puede soportar.
Espero que me llamen para contactar con gente que trabaja en los pozos, pero no
llega la llamada, así que a esperar a mañana a ver si hay más suerte.
Vienen a cenar con
nosotros tres curas nigerianos con los que tenemos un rato de agradable
conversación. Hemos recuperado la conexión y leo las noticias. Luego empieza a
llover, con lo que la temperatura baja y se podrá dormir.
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