Hoy la luz
también ha estado con nosotros durante la noche y se ha ido por la mañana. Por
lo menos he podido lavar, aunque sea a altas horas de la madrugada, poner un
programa largo para que la ropa se pueda lavar a conciencia.
Por la
mañana salgo con el coci al mercado. Siempre es bueno conocer y ver lo que pasa
y es el día en que él está libre, pues los demás ha empezado con clases y está
un poco apretado de tiempo. Él está contento de verme que le acompaño y que
tratamos de hacer las cosas juntos. Y cuando le comento que quiero que se dé
cuenta de que estoy con él para ayudarle y para que me enseñe cosas, que yo
también quiero aprender, sonríe y me da las gracias, y lo mismo hago yo con
él.
Hoy nos ha
puesto un pescado blanco frito que tiene buen sabor. Estábamos en la plaza y
entre los muchos pescados pequeños vi uno grande y compramos la mitad, pues
entero es demasiado para nosotros y conservarle en el frigo aún no es posible.
El coci estaba contento de la compra y yo le animé a que también lo podía hacer
cuando estuviera solo él, pero eso creo que le cuesta más decidirlo.
Por la
tarde fuimos a los pueblos y tuvimos invasión de vehículo. Nada más salir de Bo
hay un pueblo en el que había habido un funeral y mucha gente había venido.
Reconocí a alguien que me hizo señas de que parara y cuando paramos, en tropel,
aparecieron todos los posibles y más, que invadieron el coche… En esos momentos
no sabes qué hacer y cómo reaccionar, pero te das cuenta de la falta de
educación y el poco respeto que se tienen unos y otros. Se metieron por fuerza
los hombres y luego entraron las mujeres que pudieron… Por ganas hubiera hecho
salir a los hombres y cargado a las mujeres, cosa que en otro sitio se
comprendería, pero aquí todavía no hemos llegado a ese nivel, así que paciencia
y a seguir educando al personal.
Hoy las parejas
estaban presentes y había más que otros días, siempre con algunos espectadores
que prometen venir con su pareja la próxima vez. Aproveché para hacerles el
comentario de lo visto en el vehículo; algunos sonreían, otros estaban en
silencio y yo volví a insistir para hacer ver a los hombres que respetar a la
mujer es lo primero y fundamental para que el matrimonio funcione bien por
aquí.
Después de
la reunión les pasé unas cuantas fotos en la pantalla del ordenador, sobre todo
de lo que he hecho con parejas en otros sitios y les llamó la atención, sobre
todo el ver a mucha gente reunida, pero también les hice ver que había comenzado
como lo hemos hecho nosotros, un grupito muy pequeño, lo que les agradó y
también me permitió preguntarles cuanto tiempo nos iba a llevar conseguir ser un
grupo numeroso, pues está claro que depende del trabajo que ellos hagan con
otras parejas. Algunos se sonreían, otros dijeron: llegaremos.
Rezamos el rosario, les di la bendición y les animé a llevarla a las
personas que están en casa y la necesitan. Es algo que aprecian mucho por
aquí.
La
vuelta a casa, otra vez con el vehículo lleno y algunos pidiendo plaza para
mañana por la mañana, pues vienen a una velada de oración por un difunto y eso
suele durar largas horas.
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