Como cada
domingo salimos temprano hacia los pueblos. Hoy llueve y el camino está mojado
con lo que hay que prestar especial atención a los posibles problemas de
cualquier tipo.
Dejo a Jos
en Tikonko. Hoy vendrá el obispo para la misa, pues hay un arreglo de un terreno
que darán a la Iglesia y también vienen de la capital para preparar la ceremonia
de las ordenaciones que habrá en julio. Mientras todo esto pasa, yo estoy en los
pueblos y un tanto ajeno a la situación.
En el
primer pueblo les cuesta llegar, pues como ha llovido y hace fresco, se está
bien en la estera. Me acompaña la
madre de Daniel, un salesiano cura de aquí y que ha venido ya varias veces
antes. Creo que es una cosa muy buena pues al ser catequista y conocer la
lengua, siempre interviene en cualquier momento y te ayuda a completar ideas y a
que la gente pueda comprender mejor lo que explicas.
Hoy la
figura del “buen pastor” es un problema para explicarla, pues aquí no hay vacas,
ovejas o cabras en los pueblos, y si hay alguna, no están en vecerías, ni las
guarda un pastor. Aquí son agricultores y los nómadas “pel”, los que son
pastores y siguen a sus rebaños, no están por aquí cerca. Así que he tratado de
tener inventiva y buscar imágenes que me ayuden a explicarlo.
Lo primero que
he visto es la imagen del buen pastor que está en la última página del
calendario de este año… Y eso me ha llevado a la estatua que tengo como recuerdo
de los veinticinco años de ordenación.
Por
asociación de imágenes, he empezado por la imagen que tenemos en el calendario,
y ahí todos conocen a María y a Jesús. A medida que vas viendo las hojas por
detrás, van conociendo a Don Bosco y otros personajes. Y cuando llegamos a la
última página aparece el buen pastor. Explico la imagen y la ven todos. Luego
con mucho misterio saco de la mochila un envoltorio en una bolsa de plástico y
finalmente aparece la estatua el buen pastor, que a todos les llama la atención,
porque no la conocen. La muestro de cerca, hago que la toquen y la vean con
cierta calma y seguimos explicando que Jesús es el buen pastor para
nosotros.
La madre
de Daniel lee el salmo veintitrés en mende y de forma espontánea una señora
empieza una canción que los demás siguen y que ella les ayuda a cantar. Creo que
ha sido una buena intervención y cuando luego pregunto si durante la semana se
acordarán, alguien me dice que incluso van a cantar la canción.
También el
viernes, mientras rezábamos el rosario al oscurecer, vi cómo una gallina con
pollos se metía en la cesta en que las llevan al campo para que coman insectos.
Creo que es la figura más cercana de lo que es ocuparse de los animales que he
podido encontrar por aquí. Les gusta la imagen y vuelvo a recordarles que así se
ocupa el Señor de nosotros.
Al final de la
oración hay varios que vienen a Tikonko, pues hay reunión y el vehículo está
lleno, pues aunque llueva, siempre hay quien viaja y está en el
camino.
En el pueblo
siguiente repetimos más o menos la misma idea, pero aquí insisto también en que
es el día de las vocaciones e invito a la madre de Daniel, como madre de un cura
a que hable a los presentes, y estoy de manera especial pensando en las parejas
con los que me reúno, para animarlas a rezar y pensar en que si sus hijos tienen
vocación, que les alienten y acompañen.
Como
Jos ha tenido ocasión de volver a casa y acompañar a los que han venido de
Freetown, aprovecho para estar un buen rato en la reunión de la gente de los
pueblos en Tikonko. Es algo que nos hemos encontrado y que nos parece bueno y no
queremos cortar la iniciativa, aunque sí orientar, si es necesario
Cuando vuelvo a casa son las dos y media y encuentro a Jos, pues los
otros han ido a visitar familias. Como, echo la siesta y a las cuatro vuelvo de
nuevo a la carga, pues hay que ir al pueblo en el que aún no han empezado a
rezar el rosario…
Esta mañana en la reunión pedí ayuda y
hubo dos personas que me dijeron que me acompañarían. Me encuentro con ellas en
el camino y, a pesar de la lluvia, nos presentamos en Lembema.
Buscamos a un
maestro, luego viene otro; luego, guiados por estos maestros, vamos a la casa de
un bautizado y, antes de que lo piense dos veces, ya se han dispuesto a rezar el
rosario.
El sitio
en el que estamos es un soportal amplio que nos permite estar a techo y no ser
molestados por la lluvia y está en el medio del pueblo. Allí van llegando
primero los críos y luego unos cuantos adultos. Al final había unos cincuenta
críos y una docena de persona mayores.
Las
personas que me han acompañado leen el evangelio, tratan de presentar la figura
del buen pastor como preparación antes de comenzar el rosario. Los críos están
atentos un rato, luego unos se cansan y se distraen, otros se duermen… Los dos
que tengo a mi lado acaban dormidos apoyados en mí y no puedo moverme, pero eso
no me impide ver cómo la mayoría de los críos no saben las oraciones en su
lengua y algunos de los adultos que han venido tampoco son capaces de rezar en
su lengua, lo que me hace pensar que, si es que piensan venir a rezar, hay
trabajo que hacer.
Para
finalizar les doy la bendición y les pregunto si están dispuestos a rezar el
rosario los días que quedan del mes de mayo. Algunos me dicen que sí, pero que necesitan quien
les ayude. Les prometo estar mañana con ellos y ellos me dicen que estarán a la
cita. Esperemos que sea cierto, porque ya voy descubriendo que hay gente cuya
especialidad es decir que sí y luego…
Llevar a
la gente que me ha acompañado a sus pueblos y volver a casa, lo hago de noche,
pues como está nublado anochece antes. Cuando entro en casa son las ocho. Jos y
los otros han salido y me encuentro con Peter cuando vuelven y estoy acabando de
cenar.
Y Seguimos
viendo milagros, pues esta tarde tenemos luz y aunque no es de mucha potencia y
a veces se va, por lo menos me permite leer las noticias y hacer la crónica con
una cierta calma, cosa que hasta ahora tenía dificultades para
hacerla.
Peter se ha ido
a la cama, pues estaba cansado. Ha madrugado, ha conducido y mañana le espera el
regreso. Yo consulto el correo, leo las noticias y me pongo a escribir. Aunque
estoy cansado, sé que es mejor escribir hoy que dejar las cosas para mañana,
pues la memoria está más fresca ahora y además contamos con luz, cosa que
mañana, Dios dirá…
Por lo menos creo que ha sido un día completo y en el que he encontrado a
mucha gente y he tenido experiencias agradables. Le agradezco a Dios que me
permite vivir esto y compartirlo con vosotros y le pido que sea nuestro buen
pastor y nos ayude a serlo también con los
demás.
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