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jueves, 15 de mayo de 2014

15 de Mayo de 2014

Jueves

La mañana la dedico como de costumbre a la lengua. Es algo que pide mucha paciencia y constancia y especialmente cuando te lo tienes que tomar sin un profesor que te pueda orientar bien. Pero ya lo he hecho varias veces y espero que una más también salga adelante.
       Por la tarde voy a Nyagorehun, el pueblo del catequista y, me dicen que ha ido a otro pueblo. Aprovecho para hacer unas cuantas fotos de los campos, hoy san Isidro y, como ya he visto varias veces el pueblo anterior, hoy me pongo en marcha por un sendero hacia otro de los pueblos cercanos.
        En el camino me encuentro con gente conocida, unos que van o vienen y otros que trabajan en sus campos. Cuando ya estaba cerca del pueblo y casi decidido a volverme porque había que atravesar un riachuelo, aparece Daniel, el responsable de la comunidad que me dice que su hijo pequeño, tiene dos años, le ha dicho que yo estaba por este camino.
       Juntos visitamos el pueblo, Mojibeh, donde nos reciben contentos. Hay muchos rostros que conozco, pues suelen venir a Nyagorehun para la misa y este pueblo está a unos veinte minutos de marcha, pero no tiene camino de vehículos, es un sendero que incluso las motos lo tienen mal para poder circular.
       Saludando a la gente es lo que me han hecho ver, que no tienen camino y que no tienen pozo. Lo del camino lo he visto bien claro, pues he venido andando y es un paseo agradable, pero estar aislado no es nada interesante. Lo del pozo les he dicho que podemos pensar en hacer algo en la próxima estación seca, siempre que estén dispuestos a colaborar.
       Me han dicho que lo harán. Veremos a ver a lo que llegamos. También me ofrecen agua y veo que es buena y se puede beber, no está contaminada. Me dicen que la sacan del arroyo que pasa a casi un kilómetro por el camino. Para las mujeres ya es una buena caminata, y sobre todo la vuelta, bien cargadas.
         Daniel ha venido para rezar el rosario con ellos y se queda, yo me vuelvo al pueblo del catequista con el hijo de Daniel. Aquí rezamos el rosario, hoy no muchos y al final hasta aparecen dos hombres del pueblo que visitamos el martes y me dicen que piensan venir a la reunión de parejas el sábado.
      Para la vuelta ya tengo candidatos a viajar y más que me encuentro en el camino que vuelven de los campos. El vehículo está bien lleno hasta Tikonko y después traigo a uno que tiene una rueda pinchada de un vehículo. Por aquí es muy normal viajar sin rueda de repuesto y cuando pinchas, tener que esperar hasta que alguien pasa, te lleva, reparas la rueda en la ciudad y vuelves con ella, mientras los pasajeros esperan pacientemente a la sombra o, si es por la noche, como hoy, a la luz de la luna.

       Cuando llego a la ciudad la lluvia comienza y es un chaparrón intenso. Llegar a casa se hace complicado y descender del vehículo si no te quieres mojar también. Espero unos diez minutos y al final me decido a salir sabiendo que me voy a calar, pero no me preocupa mucho porque la ducha ya me la iba a dar también, pues el sudor es algo que te acompaña constantemente y empapas la ropa que llevas.

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