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miércoles, 21 de mayo de 2014

21 de Mayo de 2014

Miércoles

  Volvemos a la rutina de cada día, por la mañana en casa estudiando y después de comer un rato de estudio, otro de lectura y visita a los pueblos. Hoy he decidido ir a Lembema a ver si siguen rezando el rosario.
       He encontrado a dos jóvenes por el camino y me han dicho que van al mismo pueblo. Me conocen bien y me dicen que soy el que anda por el pueblo con los críos. Cuando llegamos los primeros que salen a saludarme son los niños y ellos me agradecen el que les haya traído. Voy saludando a la gente, a los mayores en particular. Hay varios ciegos y el darles la mano y el saludarles personalmente es algo que aprecian. También hay gente que está enferma, hoy dos maestros y el tercero no está en el pueblo, con lo que las cosas se presentan problemáticas para el rosario.
        Pero repentinamente hay una circunstancia que se hace presente. Se ha nublado el cielo, está casi oscureciendo y la lluvia se anuncia por momentos, lo que me hace olvidar la cuestión de rezar y pensar en ponerme en camino cuanto antes para que la lluvia me pille lo más cerca de casa posible.
       Poco después de salir del pueblo empieza a diluviar y me adapto a la circunstancia. Voy despacio y con las luces encendidas. Como conozco el camino no me preocupa, pues sé que no habrá problemas. Hay dos personas que vienen del campo en la misma dirección  y les ofrezco un sitio en el coche. Están calados, pero por lo menos se les ahorra el trayecto que es largo. Me dan las gracias y les dejo en el sitio a donde van.
       Hoy he controlado la temperatura y en menos de cinco minutos ha bajado de 32 grados a 23 en el termómetro del coche. Es algo así lo que pasa cada vez que llueve, estás a una temperatura de unos treinta y bajas a menos de veinticinco. Lo suficiente para que se note la bajada y que dejes de sudar.
      Por el camino, lleno de charcos y arroyos, las cosas han ido pasando. En dos momentos había árboles cruzados, (hizo mucho viento), uno de los cuales me hizo salirme del camino, pero no hubo mayor problema. Ya en la ciudad había los charcos debidos al mal drenaje de ciertos sitios y la gente estaba contemplando el espectáculo de ver pasar los coches por los charcos que se han formado. Hay muchas ramas de árboles por el suelo, lo que dice que el viento ha sido fuerte.
        En casa ha habido sus problemas, pues aquí ha caído granizo y también había alguna ventana abierta, así que cuando ha llegado Jos, que lo ha hecho antes que yo, se ha dedicado a recoger el agua que ha entrado, en su habitación en particular.

       Estamos funcionando con el grupo electrógeno, pues la luz de la ciudad vino unas horas tres días, pero después ya no ha vuelto más. Hoy tampoco funciona la conexión a internet. Y la lluvia ha vuelto varias veces por la noche, así que estamos pasados por agua.

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