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martes, 27 de mayo de 2014

27 de Mayo de 2014

Martes


Durante la noche llovió y la mañana amanece con niebla que poco a poco se va cambiando en día abierto con nubes. Viene a visitarnos Paul, el encargado de vocaciones y Salomon, uno de los diáconos que se van a ordenar y vamos al colegio de secundaria Cristo Rey y tenemos un encuentro con una clase para hablar de la vocación. La experiencia es agradable y hay gente interesada en conocer mejor a los salesianos. Pensábamos poner una peli, pero no ha habido forma de hacer llegar la corriente. Otra vez será.
        Los dos salesianos comen con nosotros y después Jos les lleva a su casa, mientras yo duermo un rato la siesta y luego me preparo para ir a Lembema, el pueblo en el que no he tenido muy buenas sensaciones en los últimos encuentros.
        Hoy uno de los maestros está disponible, el otro aparece más tarde y finalmente acabamos rezando el rosario media docena de adultos, entre ellos una mujer y dos docenas de críos.
        Como han visto que ha habido dos calendarios que los tienen dos maestros, otros dos me han pedido que les consiga uno para ellos. He pensado en llevarles a María Auxiliadora y encomendarle a Ella el trabajo que no sé por dónde empezar. No es la primera vez y Ella sabe cómo hacer. Me estoy acordando de una vez que me echaron los musulmanes de un pueblo y yo les sembré de medallas de María Auxiliadora diciendo: “son tus hijos, lo que yo no puedo hacer encárgate Tú”. Hoy hay una comunidad floreciente en ese pueblo… Pienso que no sea menos en el caso presente.

      La vuelta a casa ha sido tranquila y sin sobresaltos, sí acompañado de gente que encuentras en el camino y que muestran su satisfacción cuando les invitas a montar en el vehículo y yo contento de poderlo hacer y que sientan la alegría de que les has ahorrado una caminata.

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