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martes, 15 de marzo de 2016

15 de Marzo de 2016

Martes

Pues para variar, seguimos sin luz en casa y en la iglesia y nos apañamos con linternas que es la solución más socorrida a la hora de leer, tanto en la capilla como en la iglesia.
Después de la mis ay el desayuno tengo un rato de clase con el profe. Leemos el evangelio que nos toca y veo la necesidad que tengo de que alguien me ayude en la pronunciación correcta de las palabras, algunas en particular. El profes es muy amable y me ayuda con paciencia hasta que acabo dando el tono correcto no sólo a cada palabra, sino a las frases. El resultado es que cuando voy a los pueblos y leo, todos me dicen que han entendido y, es verdad porque son capaces de repetir lo que han entendido.
Tenía en programa ir a la escuela y llevar víveres, pero tenemos una reunión comunitaria que no tuvimos ayer y al final se hace tarde y no puedo ir, pero se podrá hacer después de comer, pues aunque no haya la escuela, sí que se hace catecismo y eso también es interesante que lo sigamos en una comunidad que empieza.
Después de comer y echar un poco la siesta, me dispongo a ir a la escuela, pues quiero llevar los víveres para celebrar la fiesta que vamos a tener el viernes; pero al mismo tiempo también llevo la comida que van a preparar las mujeres para el día de las bodas en Towama y Balei, así aprovecho el viaje y mato dos pájaros de un tiro y sin llamar mucho la atención.
Me acompañan los trienales, Samuel que va a hacer animación el viernes antes de la comida y Edison que acaba de llegar y está ambientándose en los pueblos.
Durante el tiempo de catecismo me doy una vuelta por el pueblo y saludo a los que por allí están, entre ellos a un par de jóvenes que solían venir a rezar con nosotros, pero que hace tiempo que no les veo… Acaban viniendo conmigo a visitar el cementerio, algo que hago con cierta frecuencia cuando estoy en el pueblo, pues rezo por los difuntos y les pido que bendigan al pueblo en el que ellos vivieron. Hoy, y debido a que los dos jóvenes están conmigo, les invito a rezar y, a partir de ahí, acabamos viniendo a una conversación personal en la que los dos jóvenes se comprometen a ayudarse en su trabajo y a venir a rezar juntos y llamarse el uno al otro para la oración, además de prometer que van a rezar con sus esposas… Es algo que no me esperaba y que ha surgido de forma imprevista, pero el ir a rezar a las tumbas de los del pueblo, también creo que tiene que tener sus efectos y quizás estos son los primeros resultados. Esperemos ver la reacción que tienen en la próxima reunión que tengamos.

Volvemos a casa, rezamos, cenamos, se va la luz, vuelve, y se vuelve a marchar… Y aquí estamos a la espera de que pueda volver.

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