Me levanto temprano, hago un rato de oración en la capilla y
salgo para Tikonko antes de que los demás vengan a rezar, pues aquí la ceremonia
de hoy están junto con el viacrucis y será más tarde.
El camino es tranquilo y hay pocos que circulan a esa hora en la
dirección que llevo. Sí los hay que vienen cargados, mujeres en particular, con
productos del campo para vender en el mercado.
Aparco el vehículo cerca de la iglesia y aparece Abu, el que hace
de catequista, y juntos nos vamos hacia el otro extremo del pueblo, donde
empezaremos el recorrido hacia la iglesia. Vamos saludando a los que nos
encontramos. Los críos en particular lo hacen con sus voces chillonas que
interrumpen la calma de la mañana.
Estamos en el sitio donde nos reuníamos antes de tener la iglesia
que tenemos ahora y que la utiliza un grupo protestante. Allí nos han ofrecido
poder comenzar con los críos las clases en el jardín de infancia que queremos
abrir, y allí esperamos hasta que es la hora y arrancamos de vuelta hacia la
iglesia. Han puesto unas cruces de palo en los diferentes sitios y nos van
marcando el camino que llevamos.
La cosa se hace con calma y una cierta alegría, amenizada por la
presencia de los críos que desde las casas me saludan y dan ambiente a la
peregrinación. Hemos comenzado una veintena y otros se nos van juntando. Al
final hay tres veces más de los que comenzamos y, como les veo que están
cansados, no merece la pena forzar y meterles la ceremonia de la tarde, por lo
que opto por estar un rato hablando con ellos, explicando lo que celebraremos
mañana por la tarde y lo que tienen que preparar. Traerán leña para hacer el
fuego, vendrán con sus velitas. Yo traeré el cirio pascual del año pasado, pues
encontrar un cirio aquí no es posible, y así nos vamos enterando de las partes
de la celebración de mañana, a la vez que voy ambientando a los catecúmenos para
que traigan a los padrinos y a los adultos su esposa o su
marido.
El ambiente es tranquilo. Los críos se meten en el coche para que
les traiga un tramo del camino, hasta el cruce, mientras los adultos se quedan
preparando lo que tienen que tener para la ceremonia. El camino está concurrido
y también hay quienes se apuntan a subir al vehículo. No sé qué clase de
apostolado es, pero la gente que sube a bordo tiene una amplia sonrisa de
felicidad que me hace pensar que también es hace catecismo por los
caminos.
No he sacado fotos y creo que es un poco una necesidad que voy
dejando atrás, pero las fotos es algo que vemos en los reportajes y el vivir las
cosas a veces se tiene que hacer sin necesidad de tener las imágenes en el
congelador, sino viviendo lo que tienes y guardándolo en tu corazón, como
María…
En casa me echo un rato a dormir, pues anoche no dormí bien y
después preparo lo que me hace falta para la tarde y a la hora de comer, me
encuentro con los otros salesianos. Hoy
no ha venido la cocinera. Como es día de ayuno nos las apañamos para
comer algo de lo que había en el frigo y se van al viacrucis que comienza acto
seguido. Hay mucha gente y está bien organizado. Dan la vuelta a la manzana y,
antes de que salga para los pueblos, ya están de regreso y preparados para la
liturgia en la iglesia.
Mi experiencia en Mattru no es un éxito, pero por lo menos
empezamos bien, pues he ido cargando mujeres que volvían del mercado y al final
había una quincena que se habían instalado con sus palanganas y demás en la
parte trasera del vehículo. Por lo menos seguimos con el apostolado de la
ruta.
Después de esperar largo tiempo, lo que me ha permitido visitar a
unos cuantos en sus casas, van apareciendo algunos y hoy sí está el encargado que ha venido
en su moto desde fuera. La realidad es que empezamos una docena de personas y al
final no hay muchos más. Como en lo que están haciendo como iglesia hace calor
insoportable, nos sentamos en las gradas de la entrada y allí, con los presentes
y dirigidos por el catequista, hacemos el viacrucis.
Aquí hay que seguir tomando las cosas con calma y ver lo que
puedes hacer con unos y con otros. Me siguen pidiendo que venga a decir la misa
el domingo a las ocho y sigo pensando que no es la buena solución, pues tengo
otros dos pueblos que tendría que dejar y no estoy seguro de que los de aquí van
a venir, pues las promesas no suelen se realidades.
Les propongo a los que quieran, que me den los nombres, si están
interesados en que venga a decirles misa el domingo a la una y no les agrada
mucho, pero es lo que les puedo ofrecer por ahora; así como para los dirigentes,
quiero un encuentro semanal con ellos para hacer catecismo, algo que creo que no
se esperaban, pero que me parece que es lo que necesitan. Veremos en qué
terminan las cosas, pues las palabras se las lleva el
viento.
Tienen serios problemas en lo que han construido como iglesia y
les digo que estoy dispuesto a ayudarles, si les interesa, pues hasta ahora han
preferido hacer por su cuenta. Dar tiempo al tiempo y ver lo que van decidiendo
es lo que tengo que hacer y con esas nos despedimos.
En casa seguimos sin luz, pero ponemos un rato el generador y nos
permite al menos vernos y comentar el día que ha sido largo y cargado. Me voy a
la cama pronto y pienso que si por la noche viene la luz, me puedo entretener en
hacer la crónica y leer, cosa que es lo que estoy haciendo.
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