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sábado, 26 de marzo de 2016

26 de Marzo de 2016

Sábado

Tenemos la oración de la mañana y luego un rato de reunión comunitaria. Joseph, que se va a ir al capítulo, quiere dejar las cosas organizadas y llevar las ideas claras sobre lo que tenemos como proyectos y prioridades tanto en la casa, como en el terreno y los pueblos.
Después paso la mañana preparando las cosas de la tarde, pues tengo la vigilia en dos pueblos, y aquí también están de preparativos, como es normal.
Salgo pronto después de comer y me paso un momento en Towama para ver lo que han preparado y si les hace falta alguna cosa y en el camino me encuentro un grupo de mujeres que me dicen que van a Nagoyon. La realidad es que son de un pueblo cercano y que no vienen a rezar con nosotros, porque no las conozco, pero como veo que están cargadas las llevo hasta su destino y así me encuentro con los de las parejas, que hoy habíamos suspendido para mejor preparar las cosas en los otros sitios.
Cuando vuelvo a Tikonko me doy cuenta de que aquí las cosas no están preparadas para la vigilia y que la gente tampoco son muchos. Por lo menos los que han comenzado el catecismo conmigo, la mayoría están presentes y algunos han traído a sus padrinos, pero para el resto hay que esperar y ver que la cosa tiene que ir más lenta de lo que podemos pensar. De nuevo la paciencia es algo que tienes que seguir ejercitando y saber que el camino de acompañar es lento y largo.
Los presentes están muy contentos en la celebración y la siguen con interés y los que leen las lecturas lo hacen con entonación y gracia y eso ayuda a que todos sigamos mejor la ceremonia. Al acabar les traigo a la mayoría en el vehículo y tratan de cantar y dar ambiente.
En Towama la situación es diferente. Las cosas están preparadas y, aunque no hay mucha gente, por lo menos ves que saben donde están y siguen la ceremonia. La parte de la luz se hace en torno al fuego que han encendido fuera. El catequista tiene el cirio que les ha traído la monja y la entrada es de forma ordenada y lenta, algo que  no había visto antes, por lo que les felicito.
Para las lecturas han hecho una selección y, aunque los que leen no tienen mucha voz, por lo menos es claro y tiene sentido lo que leen. En la homilía intento ser breve y después me doy cuenta de que están cansados, por lo que procuro acabar la celebración cuanto antes, incluso quitando algún canto. Acabamos y nos despedimos con un “hasta mañana” que nos habla de lo boda que celebraremos y que a todos nos tiene enganchados.

En casa cuando llego aún no han acabado la celebración, están en la iglesia; pero como estoy cansado y es tarde y mañana tengo que madrugar, me voy a la cama para así el domingo poder estar en buena forma.

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