Me
despierto un buen rato durante la noche y luego a la hora de levantarme tengo
sueño… Voy a rezar a la iglesia con la gente que sigue sin ser numerosa, pero
sí devota.
Me
paso el resto de la mañana en casa entre lecturas, preparaciones para los
pueblos y el sermón que quiero tener bien preparado para el domingo. También
viene un rato el fontanero y me entretengo hablando con él y haciéndole ver que
leer es importante. No sabe leer y se ha desanimado porque le parece muy
difícil. Está leyendo un rato conmigo y me promete que lo hará con su hija que
va a la escuela y ya sabe leer.
Viene
a comer un cura nigeriano que ha venido a Bo y recala entre nosotros por Chris
que también es nigeriano. Es agradable ver que se sienten a gusto y tienen
confianza con nosotros.
Después
de la siesta salgo pronto para los pueblos, la pista está practicable a pesar
de las obras. Paso por la finca y veo al guardián. Llego a Nagoyon con gente
que he encontrado en el camino y, como veo que los maestros no están presentes
por lo que visito el pozo de Yeobiama, al que hay que ir a pata durante quince
minutos. No me esperaban, pero les alegra el verme y me alegro con ellos porque
han salido a la superficie en el hormigonado y estamos en disposición de
instalar la bomba para sacar el agua, aunque antes haya que limpiar y curar el
pozo del cemento y otros materiales que tiene a cuenta de la construcción.
La
vuelta es por el mismo camino y con una buena sudada. Llego a tiempo para la
reunión de las parejas que hoy son pocas y me dicen que han tenido trabajo
comunitario y por eso algunos no vienen. Me planteo el dejarles por un tiempo a
ver qué respuesta dan.
En
Tikonko, como tengo tiempo voy a ver al que tiene las colmenas y me acompaña
Hassan que viene a pasar el domingo con la familia para recomenzar el trabajo
en el pozo el lunes. Mientras estoy con las abejas, comienza ponerse oscuro y
llego al vehículo a punto de soltarse a llover. Vengo a la iglesia y encuentro
a algunos que están trabajando en el campo, pues cada uno tiene su parcela en
la que van a plantar moringa por ahora y después veremos.
La
reunión con los presentes es para animarles y hacerles ver el compromiso que
tienen de traer a otros que no han venido y que deberían estar presentes. Me
prometen que lo harán la semana que viene.
Está
medio lloviendo y el ambiente es de que va a seguir así. Varios que están en la
pista se alegran cuando me paro y les recojo en el vehículo y a Hassan le
acerco a su casa y le doy un paquete de galletas que tengo en la mochila.
Imagino que será la fiesta cuando llegue a casa.
Cena,
noticias, crónica y cerramos el día.
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