Voy
a rezar a Mattru. Debería ir con uno de los conectores, pero el paludismo que
tiene, le hace que se duerma y no llegue; pero es que también tuve problemas
con la conexión por teléfono y no logré llamar para que los interesados
estuvieran presentes, así que lo dejamos para otro día.
Estoy
en la iglesia rezando y preparando las homilías del domingo y de mañana y sigo
teniendo sueño y la memoria me juega alguna pasada. Llamo a gente para ver cómo
andan las cosas y voy a ver el trabajo de unas ventanas para la iglesia y doy
la entrada para la compra de materiales para el resto.
Después
de comer me viene a dar masajes el que venía antes y que hace tiempo que no se
presentaba, hoy me llamó y le invité, pues me deja el cuerpo entonado y en
forma. Después sigo rezando en la iglesia y sudando, pues no hay brisa que
aligere el ambiente pesado. Vienen a ensayar los cantos para la misa un grupo
de jóvenes y estoy un rato con ellos en el ensayo. La adoración y la misa es seguida por un buen
grupo de jóvenes y al final se apuntan los del grupo de la Virgen del Perpetuo
Socorro y somos unos pocos más que de costumbre en la misa.
Voy
a buscar unas plantas de plátanos que me han encontrado y las llevo a la finca
para la plantación, ceno con la luz del centro de pastoral que tienen invitados
y luego a la luz de la linterna intento hacer la crónica que me queda.
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