He
dormido bien y me encuentro en forma. Rezo antes de levantarme porque no tengo
prisa para estar en la iglesia. Aún así a las seis ya abro y estoy un rato
rezando. La lluvia se ha parado y ahora está escampado.
Aún
así bastante número de gente llega tarde a la primera misa. En el sermón les
hablo de ser samaritanos durante la semana para los que nos necesiten y tratar
de sonreír a los que nos encontremos. La celebración, tras un buen rato de
anuncios, acaba a las nueve y media. Estoy empapado y me voy a cambiar, para
estar lo mismo al final de la segunda misa y volver a hacer la misma operación.
En
la segunda misa hay más gente que de costumbre y es que celebran el final de
curso los de la preescolar y han venido a encargar una misa y a que se les
bendiga y familiares y amigos están presentes en la misa.
Cuando
ya no queda gente en el patio, me subo y me tomo unos plátanos fritos que están
en muy buena sazón y me voy a dormir,
pues siento el cansancio y creo que es mucho más del estar mojado que de otra
cosa.
Por
la tarde me entretengo en leer, preparar lecturas para mañana, dar una vuelta
por la calle, hacer la colada y cuando viene la luz centrifugar para que seque
antes, pues el momento de las lluvias hace que la ropa tarde en secar por la
humedad del ambiente.
Chris
sigue el partido de fútbol de Nigeria con los otros curas nigerianos mientras
yo hago la colada y centrifugo antes de ponerla en el tendal.
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