Hoy,
santa Brígida, me acuerdo de las monjas que desde Paredes de Nava tanto tiempo
llevan rezando por las misiones. Ayer escribí un correo, pero no estoy seguro
que lo hayan recibido. Empezamos el día con lluvia, aunque no es intensa, pero
sí persistente.
Voy
a rezar a Nagoyon, llego un poco tarde a cuneta del carburante que consigo en
el mercado negro y, cuando llego la puerta no está abierta, pero Daniel se las
arregla para llamar a unos y otros y al final somos una quincena. Les hablo de
santa Brígida y de las monjas de Paredes que rezan por nosotros y nos acordamos
de rezar por ellas también.
Vuelvo
a casa lleno de gente, en particular de las mujeres que cargadas vienen al
mercado con fardos de verduras. Aunque llueve, están la mar de contentas en la
parte trasera del vehículo y creo que les he ahorrado una caminata en el barro
por lo que me siento satisfecho del viaje. Paso por la finca, pero ni me bajo
del vehículo porque sigue lloviendo y no hay mucho que ver con este panorama.
Escampa
y me viene a ver el pocero y comprendo que ahora o nunca para vaciar los pozos
y acabar con el trabajo y me lanzo a buscar la bomba y los accesorios. Logramos
dar con ellos y los llevo a Balei y desde allí ellos lo harán cargando con los
utensilios, pues no hay carretera. Por la tarde me dice que han concluido el
trabajo y espero que mañana sigamos en otro pozo para lo cual recorro sitios
donde hay moldes para pozos y me vuelvo de vacío. Seguiremos mañana.
Oraciones,
paseo rezando el rosario que esta tarde hace un rato que no llueve y cena
consuman el día en el que he sabido la noticia de la muerte de Javi Peña, el
salesiano con quien estuve años en Benín, que ha muerto de cáncer… Descanse en
paz.
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