Desde
Pamplona me han enviado algunas felicitaciones del día. Me levanto en buena
forma y me tomo el tiempo con calma, pues para ir a los pueblos no hay prisa.
El tiempo está nublado, pero no llueve.
Voy
a Mattru. Llego con antelación y voy a ver algunas familias a su casa, antes
del comienzo de la misa, que se hace esperar porque hay muy poca gente. Al
final los presentes son los que suelen venir. Leo el evangelio en inglés y lo
escuchan en su lengua desde la cassette que hay grabada. Les animo a ser
evangelizadores y explico la experiencia que tengo con las parejas y lo que vivo
en su pueblo. Me siguen con un cierto interés mientras el catequista me va
traduciendo la homilía.
Como
hay unos pocos que vienen a Bo, les traigo en vez de ir por el camino corto al
sitio siguiente. Y como tengo tiempo me paso por la finca donde me cambio la
ropa que está empapada.
En
Towama la misa repite el mismo esquema y la invitación a que seamos misioneros
y al final hay una reunión en la que participo en vistas a comenzar la
construcción de la iglesia que hace tiempo esperamos y que siempre se retrasa.
Mañana parece ser que podremos comenzar.
Cuando
llego a casa es tarde, me tomo un plato de arroz de la comida que nos preparan
el domingo, que por cierto es de calidad, y me voy a dormir que siento el
cansancio de la mañana y en particular la ropa empapada de sudor.
He
dormido una buena siesta y me siento en forma. Recibo una llamada de un
salesiano estudiante de Ibadán que vendrá aquí en el verano. Le respondo y veo
algunos correos. Me paso un buen rato con las plantas de aguacate que tengo en
preparación y poniendo a punto algunas más. A ver si en este mes logramos poner
unas cuantas en la finca.
Estoy
un buen rato en la capilla, leyendo, rezando y a la hora de la cena subo al
comedor donde sigo tomando el arroz que quedó de mediodía, que no está muy
picante y se puede comer porque está bien preparado.
Un
rato tenemos luz de la ciudad y luego tenemos que encender el generador.
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