Llevamos
varios días que la luz de la ciudad brilla por su ausencia y nos defendemos con
las linternas y el generador. Como ha llovido poca gente acude a la oración,
pero unos cuantos se hacen presentes para la misa, en particular un grupo de
jóvenes. La misa es presidida por el ecónomo y al final es presentado y expone
los cambios de personal que tenemos este año.
Tras
el desayuno vamos a saludar al obispo y se le presenta la nueva comunidad que
estará el año que viene. Siempre amable y comprensivo. Después El ecónomo
espera un rato a Andreas que ha ido a ver algo del proyecto en los pueblos y
parten para Lungi.
Voy
a la cárcel a rezar con la gente, hace tiempo que no lo hacía porque no me
recibían bien, pero ahora las cosas han cambiado y espero que además de rezar
les podamos poner esta semana que viene una bomba con energía solar para que
tengan agua en la cárcel. Es una experiencia bonita el poder rezar con los que
vienen, pues parece que el que sufre tiene mayor capacidad de escucha del otro
y está abierto a lo que le dicen.
Cuando
salgo de la cárcel está escampado y vengo sin problemas en una moto a casa. A
la ida las cosas eran bien diferentes, pero la acogida amigable hizo que se
pasaran las dificultades. La comida no está presta a la hora y toca esperar,
algo que hacemos leyendo.
Hace
falta el vehículo y me entretengo rezando en la capilla mientras viene, lo que
me hace ver que no tendré mucho que hacer con las parejas porque llueve y
llueve pero logro también ayudar a una persona que me había pedido que le
hiciera un transporte de plantones. Lo hago, no sin riesgo, pues la lluvia es
abundante y los arroyos van crecidos y pasamos por puentes frágiles, pero de
todo salgo con bien.
En
casa ya han cenado y yo lo hago solo, unos pinchos morunos y fideos secos que
están con cierto sabor agradable. La lluvia continúa y a conexión hoy es
normal.
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