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viernes, 5 de julio de 2019

5 de Julio de 2019

Viernes


Ha llovido por la noche, pero me parece que no mucho. He podido dormir mejor que ayer y me voy a rezar a Tikonko. Les llevo una lámpara que se carga con energía solar y les hace ilusión. Son pocos al principio, pero algunos más van llegando y a todos invito a ser regulares y a venir con alguno más.
Sigo insistiendo en la idea positiva de la bendición de Dios para cada uno de nosotros y en la llamada que hemos escuchado en el evangelio a Mateo.
Después me voy a Balei donde he querido reunir a los jóvenes, pero ni ellos lo tienen claro, ni a mí me parece que merecen mucha atención después de escuchar al maestro que me habla de que esperan que les dé trabajo ahora para sacar dinero y que no están tan interesados en plantar árboles. Estoy seguro de que la ignorancia es tan atrevida…

Comienza a llover cuando estamos en la escuela y volvemos todo le camino con lluvia. En Tikonko encontramos a alguien que nos lleva a un sitio donde ya han trabajado con el motocultor que tienen y, como es el camino hacia Gbalehun, no damos vuelta, sino que avanzamos. Como la lluvia sigue, nos encontramos con que los alumnos han sido enviados de la escuela a sus casas y hay un solo maestro. Le decimos que esperamos a lista de los que quieren entrar en el proyecto moringa y nos promete hacerlo cuanto antes.

El camino a casa es pasando por la tierra de Tikonko y por nuestra finca donde me doy un paseo alrededor para ver lo que han hecho y veo que mañana no puedo marcar el terreno para plantar árboles porque no ha sido limpiado todavía. Le pongo las cosas claras a quien lo tienen que hacer y espero que para la semana que viene se pueda hacer lo que esperaba esta.

Cuando vuelvo a casa son las doce, buen momento para tomarme un buen vaso de agua y esperar a la comida que no va a tardar.

Después de la siesta leo un rato y me conecto para saber cómo anda la reserva de mi billete y me siguen prometiendo que mañana y esperemos que esta sea la definitiva.

Salgo al taller del soldador, que está haciendo ventanas para la iglesia de Towama y veo lo que hace y le doy lo que le falta para concluir el trabajo. Está lloviendo a ratos y no me hace ninguna ilusión ir a los pueblos para no encontrar a gente y sí encontrar problemas en el viaje por la irregularidad de las carreteras.

Oraciones, cena, noticias, crónica y leer completan la jornada.

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