La noche
ha sido tranquila. Llovió un poco y al refrescar se puede dormir mejor. Seguimos
sin conexión y sin noticias del exterior.
Voy a
saludar al obispo. Pues es la forma de hacerle saber que he vuelto, le llevo
unos regalitos y la cosa es rápida, pues hay otros que le esperan. Me muestra su
amabilidad y la alegría de volverme a ver.
El
resto de la jornada la pasamos en los pueblos, lo primero arrancando raíces en
el sitio en el que vamos a construir una iglesia y luego vamos a un pueblo a
buscar madera para hacer el gallinero.
El día ha sido
completito, pues el trabajo a pleno sol nos ha quemado un poco y nos ha dejado
marcados, pero la alegría de ver caer los árboles o las raíces, después de un
buen rato de trabajo, es algo que ayuda para la siguiente
embestida.
Rezamos, cenamos y estamos un rato en clase, pero los alumnos están
cansado y dejamos las cosas para mejor momento, pues hay ganas de
acostarse.
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