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domingo, 26 de octubre de 2014

26 de Octubre de 2014

Domingo

Como cada domingo salimos temprano y pasamos a recoger a la señora Cecilia, la madre de un salesiano, que nos suele acompañar a los pueblos. No solemos meter a gente en el vehículo como antes por temor al contagio de la enfermedad, lo que nos pone en una situación incómoda, pues la gente está acostumbrada a ver el vehículo y a subir, pero las recomendaciones y las precauciones son importantes y a observar y a tener en cuenta.
       Nos pasa lo mismo con los niños en los pueblos. No llegan a acostumbrarse a vernos y no tocarnos y agarrarnos de la mano, cosa que hacían siempre… Pero ahora nos sugieren no contacto con los demás y, a pesar de que nos cuesta, lo hacemos para evitar posibles contagios.


Los Niños siempre sonrientes
       Llegamos pronto a Nyargorhun, el pueblo del catequista y también la gente va llegando poco a poco. Hace buen día y tenemos la misa fuera de la iglesia, ya que dentro es pequeña, a pesar de que la han agrandado y le han puesto chapa de segunda mano en el techo, pero fuera a la sombra siempre es más agradable y hay menos contactos personales.  La cantidad de gente se va recuperando, aunque no llegamos a los números de meses anteriores, pero nos vamos encontrando a gusto en la celebración y sintiéndonos comunidad que se reúne y reza.
       Acabada la misa en este pueblo vamos a Tikonko, donde la comunidad nos espera reunida y cantando. También aquí la sensación es agradable de encontrarnos y de celebrar la fe juntos, aunque nos falten muchas cosas por hacer, pero la comunidad está viviendo una experiencia muy agradable que es la construcción de una nueva iglesia en el terreno que tenemos en el pueblo y donde pensamos instalarnos sin tardar mucho y eso se nota en lo que se vive también en la celebración del domingo.
       También aquí hay nuevos miembros que se juntan a nosotros para rezar y también hay gente que vive de cerca los problemas de la enfermedad, pues en este pueblo ha habido varios muertos y hay unas casas están en cuarentena.
       Después de la misa vamos a dar la comunión a una señora mayor que tiene dificultades para venir y me acompañan varios de la comunidad, La señora está muy contenta de la visita y nos pide que si es posible lo hagamos cada domingo.
       
Los de la bata blanca,
hoy sin bata, termómetro-pistola en mano...
En el control...

Tanto al ir como al volver pasamos por el sitio de control de la policía y donde hay también un control de sanidad. Se trata de bajarse del coche, lavarse las manos con agua clorada, y te toman la temperatura… No he visto lo que puedan hacer con alguien que tenga fiebre…

        Al llegar a casa me ducho, pues estoy mojado en sudor, lavo la ropa y la tiendo en la habitación, pues amenaza lluvia, que tarda en llegar, pero al final viene y refresca un poco el ambiente.
        Tenemos el rato de adoración en la capilla y veo como todos rezamos por los que sufren los efectos de la enfermedad y le pedimos a Dios que nos ayude a todos.
        Seguimos sin luz, pero hemos encendido el grupo y las cosas funcionan y la comunicación es muy buena. Esperemos que nos dure.

     

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