Vicente, un amigo del alma…
Mis contactos con Vicente han sido cortos en el tiempo, pero
intensos y muy
positivos.
La primera noticia que tuve de Vicente fue estando en el norte de
Benín, hace unos cuantos años ya. En aquellos momentos estábamos abriendo un
hospitalito en un pueblo cerca de Kandi y el médico que llevaba el hospital
tenía que ausentarse durante un tiempo y necesitábamos alguien que le
sustituyera y, como por arte de magia, apareció en el horizonte la figura de
Vicente.
Para nosotros la presencia de Vicente en un medio hospitalario
fue una solución magnífica. Era la persona ideal, lo que nos hacía falta. Se
acababa de jubilar, estaba en pleno dominio de sus facultades, había estado
mucho tiempo de su vida laboral en África y era buen conocedor de un medio que
para otros podría ser un problema y que para él era volver a vivir experiencias
anteriores de las que hablaba con cariño.
Para él fue una
ayuda para superar la muerte reciente de su querida esposa, pues recuerdo cómo
me comentó: estando aquí me encuentro muy a gusto, pues tengo trabajo todo el
día y a la tarde estoy cansado y con necesidad de dormir. Estando en mi casa, la
casa se me viene encima, no paro de pensar en mi mujer y las noches son un
tormento. Yo que venía pensando en dar, he encontrado una liberación y una vía
de salida a mi problema.
El tiempo de su estancia en el hospital se pasó rápido, pero la
amistad ha continuado después y cada vez que nos hemos encontrado, siempre he
tenido en él al amigo con quien disfrutas cuando le encuentras y al médico que
te da los consejos apropiados a la necesidad que tienes o que te ayuda en todo
lo que puede.
Esto no ha sido una cosa de un momento. Hemos mantenido contacto
regular por internet. Sus correos siempre han sido la carta de un amigo y sus
noticias positivas y alentadoras. Su servicio como médico en diversos sitios
sociales, el hogar del transeúnte en particular, así como su labor como
hospitalero en diversos albergues del Camino de Santiago, son también una
muestra de su trabajo callado de servicio a los demás.
Hoy, desde mi nueva presencia en Sierra Leona, quiero enviarle mi
saludo cordial y mi gracias por su amistad, así como el testimonio de su cariño
y cercanía hacia mí y hacia tantos que viven en el mundo de la cooperación del
que siempre ha estado cercano y con
el que siempre ha estado comprometido.
Antonio.
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