La mañana
amanece con un poco de neblina. Uba sale con el coche hacia los pueblos y yo voy
en dirección de un pueblo cercano a Bo que se llama “Mattru in the Rail” (Una
antigua estación de ferrocarril). Cogemos una moto-taxi que nos lleva los cuatro
kilómetros que nos separan de la ciudad. El camino está lleno de baches, pero
eso es lo normal durante las lluvias.
La
experiencia es muy agradable. Es la primera vez que voy a encontrarme con ellos
y para ellos también es algo muy interesante el saber que a partir de ahora van
a tener una presencia más regular de los curas entre ellos y esto en una fecha
como el domingo de las misiones. Son unos 150 en total y predominan los
adultos.
Durante la misa se repiten los gestos de acogida y de alegría y al
finalizar tenemos un encuentro con los responsables de la comunidad. La
impresión que me dan es de ser un grupo bastante bien organizado y con ganas de
trabajar. Les animo a que juntos hagamos una buena labor para Dios y nos
despedimos hasta la próxima.
Cuando volvemos, estoy empapado de sudor y meto las cosas en la lavadora,
pues ha venido la luz, pero ha sido un espejismo, pues unos minutos después se
fue y no volvió hasta media noche.
Tarde tranquila leyendo y encontrando a gente que viene a vernos. Otra
vez nos visita la lluvia en diversas ocasiones, permitiendo que baje la
temperatura y se pueda dormir sin problemas.
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