La luz,
como la mayoría de los días viene por la noche un rato y luego se va hacia la
mañana, casi siempre antes de las siete. La conexión a internet es muy débil y
el contacto con el mundo exterior reducido a lo poco que no siempre se puede
leer en los periódicos digitales.
Los
chavales tienen un rato de clase y un rato de trabajo y yo estoy un rato con
ellos y un rato leyendo.
Por la tarde con Uba visitamos Cassama y Valehun que están trabajando en las granjas y
además hoy nosotros tenemos prisa, pues tenemos que traer a los obreros de Tikonko a la ciudad.
Les prometemos que vendremos con más tiempo la semana que
viene.
Cuando
estamos ya en casa y después de la cena, nos cae un buen chaparrón. Es agradable
la sensación, pues refresca y se puede pensar en dormir sin problemas de
sudar.
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