Después de la misa y desayuno, llamamos al que nos cambia dinero. Viene a
casa y le llevamos a su puesto en el mercado. Está contento de verme, pues ya
habíamos tenido contacto regular con él antes de ahora.
Viene
también a vernos Donald, el de la conexión a internet. Tengo muchos virus en el
ordenador, pues me ha desaparecido el antivirus. Me instala uno nuevo y me quito
de encima no sé cuantos, y además nos trae la conexión que nos faltaba, lo que
me permite enviar unos cuantos correos a unos y otros. Hoy la conexión es
buena…
Después de la
siesta vamos a los pueblos Donald y yo. Hacemos algunas gestiones en la ciudad
antes de ir a los pueblos y también llevamos a los caminantes que encontramos en
el camino. Saludamos de paso al jefe tradicional de la zona y vamos a Nyargorhun
para la reunión de las parejas.
Durante la
reunión vamos tomando contacto con la realidad que cada uno de ellos juntos ha
vivido. Siempre es interesante escuchar lo que otro te dice, pero cuando se
trata de que dos juntos te hablan de lo vivido en común, te quedas sorprendido
de lo que te transmiten y la sencillez y espontaneidad con lo que te lo
transmiten.
Una
pareja habla de la experiencia agradable de estar juntos y comunicarse, algo que
para ellos no era frecuente. Otra pareja dice lo que ha cambiado el que recen
juntos todos los días. Otro manifiesta su dificultad a la hora de hablar si su
mujer no está presente y hoy no ha venido porque se encuentra enferma. Algunos
más no han venido por diversos motivos, pero todos están contentos de
encontrarse de nuevo conmigo y lo mismo me pasa a mí con
ellos.
En
un momento concreto de la reunión se han acercado un grupo de niños y me han
dicho que quieren que les bautice.. Me ha sorprendido no lo que piden, sino la
forma tan natural en que lo han hecho. Les he dicho que estoy encantado de poder
hacerlo, pero que vamos a hablar con los padres, algunos de los cuales están
presentes en la reunión y que les vamos a pedir un buen comportamiento en todos
los campos en los que se encuentren, además de conocer y recitar las
oraciones.
El
camino está muy malo y nos lleva más del doble de tiempo recorrerlo ahora que en
la estación seca, y tenemos tiempo para comentar lo vivido, tanto por parte de
las parejas como con los niños y agradecerle a Dios que nos permite vivir estas
experiencia y compartirlas con vosotros.
Por la
noche me conecto y tengo la suerte de hablar a través de “skype” con Loli en
Santander. Me oía mal, pero hemos logrado estar hablándonos un buen rato. Ya le
he dicho que les diga a los de la familia que estoy bien y que no se preocupen
por la enfermedad, que por ahora no pienso contraerla…
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