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martes, 7 de octubre de 2014

7 de Octubre de 2014

Martes

Por la noche ha llovido y durante la mañana sigue la lluvia. Algunos obreros siguen en el trabajo y los aspirantes que están entre nosotros participan aportando arena para las masas. Me entretengo mirando libros en la biblioteca y al final me hago con un par de ellos para leer.
        La noticia del día es la primera portada en los diarios de España por la presencia de un caso de ébola en una enfermera que formó parte del equipo que trató al médico español de san Juan de Dios que murió de ébola en Madrid después de ser trasladado desde Sierra leona. Si en Europa es una preocupación, creo que en África pueda ser una buena noticia, pues si la enfermedad llega a Europa, la gente se va a mover por buscar una solución con mucho más ahínco que si la cosa estuviera sólo en África.
      Hacia las seis de la tarde aparece Uba y salimos en el ferry de la noche hacia la capital, pues mañana tiene algunos papeles que recoger en el despacho de un abogado y quiere estar disponible para hacerlo cuanto antes.
      Las escenas del ferry me hacen recordar algo que ya he vivido veces anteriores, el mundo que se mueve entre los vehículos que entran y que algunos tienen dificultades en la rampa de acceso que está muy empinada porque la marea está alta y, por otra parte, los pasajeros a pie cargados con toda clase de artículos que en gran número van llenando los espacios previstos para ellos.
       Durante el trayecto de más de una hora tenemos tiempo de hablar de muchas cosas, en particular de lo que nos concierne  en la nueva presencia y las perspectivas que se nos presentan, así como de la experiencia tan positiva que he vivido en la preparación del contenedor y lo que vamos pensando en realizar una vez que nos encontremos en nuestro destino.
      También hablamos sobre la forma distinta de ver las cosas de la enfermedad. Aquí se percibe como algo muy serio, cuestión de vida o muerte, pero siendo conscientes de que estamos con la gente para ayudarles y acompañarles en un momento difícil, siempre tomando las máximas precauciones posibles, pero estando con ellos y mostrando  nuestra cercanía.
       En Freetown nos reciben ya por la noche y vamos directamente a dormir.


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