Por
la noche llovió, con el consiguiente alivio del calor y poder dormir mejor. La
vida sigue, los trabajadores de la iglesia de Tikonko siguen yendo y el miedo a
contaminarse está presente, pues sigue habiendo gente que muere por
ébola.
Un
encuentro con los chavales que tenemos nos permite poner algunas cosas claras
para ayuda de todos.
Seguimos con las actividades de casa y no vamos a los pueblos con los
chavales por no ponernos en situación de riesgo.
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