Vistas de página en total

domingo, 16 de noviembre de 2014

16 de Noviembre de 2014

Domingo

La noche ha sido tranquila y un chaparrón acompañado de viento y aparato eléctrico se ha encargado de refrescar el ambiente que nos ha permitido un sueño agradable y reparador.
     Voy a Mattru mientras Uba va a Tikonko y me acompaña Coco, el cooperante que saca muchas fotos. Me lleva en su moto y me resulta muy dura la suspensión, de forma que la espalda se resiente y vuelvo en una moto-taxi, que es mucho más blanda.
      La realidad que vamos viviendo con esta comunidad de Mattru es muy positiva. Ellos se encuentran a gusto con nosotros y nosotros también con ellos. Intento estar un buen rato antes del comienzo de la misa y saludar a los que llegan. Es una alegría grande el volverse a ver y se sienten muy complacidos del encuentro. Yo voy identificando fisonomías y ellos van teniendo confianza conmigo, los niños en particular, aunque por la cuestión de la enfermedad nos mantengamos distantes y no nos demos la mano…
       
El hangar de la misa y el catequista


Está lleno y hay gente que sigue desde fuera

Las Ofrendas


Van trayendo los bancos de la escuela para la misa

Al final de la misa, en los anuncios dan las estadísticas del domingo pasado y dicen que había ciento noventa y dos personas. Hoy son alrededor de los doscientos cincuenta, pues le he pedido a Coco que cuente y es la cifra que me ha dado. Ellos mismos son conscientes de cómo aumentan y están alegres sabiendo que algo nuevo se está produciendo en la comunidad.
       La procesión de ofrendas es tan vistosa como otras veces y al final hay dos sacos llenos de víveres, desde agua a mandioca, pepinos, plátanos de varios tipos, pomelos, naranjas, limones... Todo el muestrario de lo que se produce en sus campos. Traen las cosas en pequeñas bolsitas y en la procesión se van añadiendo nuevos oferentes y al final hay una multitud alrededor del altar que esperan la bendición del cura antes de retirarse a sus sitios respectivos.
      En los anuncios la gente aplaude cuando dan el número de los presentes la semana pasada y yo les animo a que sigan aumentando y les propongo que nos ayuden a limpiar el terreno que tenemos en Towama que no está lejos de allí y nosotros nos interesaremos por conseguir fondos para la construcción que tenemos entre manos. Me dicen que estarán dispuestos a partir de la semana que viene.
        Para volver a casa no hay problema, pues aparece una moto de forma inesperada y, aunque acabó pinchada, por lo menos apareció otra que esta vez sí me trajo hasta casa sin novedad. Coco me pasó las fotos y disfruté un buen rato viendo las caras de felicidad de los participantes.
      Creo que se encuentran muy a gusto con nuestra presencia y cuando le comento a alguno el hecho de que queremos estar cercanos a ellos y trabajar juntos, me  dice que están contentos, pues hacía unos cuantos meses que no les visitaba ningún cura y ahora que estemos con ellos cada domingo les parece una gran cosa y les llena de alegría el pensar que muchas cosas van a cambiar en poco tiempo.
      Por lo pronto la cuestión de los terrenos es algo que está en marcha y esperamos el resultado de las gestiones esta misma semana y, una vez que sepamos el terreno con el que podemos contar, procederemos a planificar las construcciones empezando por la sala que servirá como iglesia.

      La tarde es tranquila. Después de una buena siesta, me dedico a poner cosas al día y a leer un libro sobre Don Bosco, a la vez que intento responder los correos que tenía atrasados, pues hay electricidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario