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martes, 25 de noviembre de 2014

25 de Noviembre de 2014

Martes

La noche ha sido tranquila. He dormido, aunque me he despertado varias veces bañado en sudor. Se van a limpiar a la granja y lo primero que hago en meter en la lavadora la ropa para que esté pronto seca si es necesario.
        Al poco tiempo empieza a llover con intensidad y se pasa la mañana lloviendo. Pienso en los que están en la granja que finalmente vuelven a desayunar a casa. Están empapados y cuando llegan la lluvia se desata con mayor intensidad. Yo creía que la estación de lluvias había acabado, pero aquí las cosas son mucho más largas que lo que tengo de costumbre. A estas alturas en Cinkassé o en Kandi ya hace semanas que tienen el polvo del desierto como norma general de cada día.
          En la comida avisan que un contenedor ha llegado al puerto y Uba sale de estampida a ver de hacer las gestiones para sacarlo cuanto antes. Le acompañan dos ayudantes, siempre acompañado es mejor.
          La tarde es tranquila y no sudo tanto. Kasimu, uno de los jóvenes con los que estuve ayer, viene a verme con el libro y  nos pasamos un rato leyendo. Le cuesta mucho entender, pero la verdad es que el párrafo que nos ha tocado es difícil. Por lo menos el interés que pone es encomiable.


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