Nos
levantamos un rato más tarde y vamos a desayunar. Después hay labores en casa y
preparación de alguna cosa para mañana. Al final de la mañana tenemos la misa y
la comida. Después de un rato de descanso han preparado una competición
deportiva, mientras Uba y yo vamos a los pueblos para la reunión con las parejas
a Nyargorhun, el pueblo del catequista.
Por lo
menos la buena noticia es que por ahora no ha habido nuevos casos de ébola y los
que estaban en cuarentena, ya circulan libremente. Esperemos que la cosa se
mantenga así.
Pero
en cuanto a las parejas se ve que la circunstancia no invita a que la cosa
avance, pues el hecho de no estar en relación con los otros, no te invita a ir a
la casa de otra persona a rezar y eso no permite que el grupo aumente. Esperemos
que también aquí la situación cambie y podamos volver a la normalidad de las
relaciones interpersonales sin tener miedo a saludarse con un apretón de manos y
dejar que los niños se te acerquen y te manchen la ropa como lo hacían hasta
ahora.
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