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miércoles, 5 de noviembre de 2014

5 de Noviembre de 2014

Miércoles

    Comenzamos ya la monotonía de trabajar en el terreno desde por la mañana temprano, de siete a diez. No hay mucho sol pero al final acaba viniendo. El trabajo que hay que hacer es inmenso, pero por lo menos estamos enfrentados  a un esfuerzo por doblegar a una naturaleza salvaje que se despliega por todas partes.
      A la vuelta tenemos la limpieza, la misa, la comida y la ida a los pueblos de la tarde. Salimos a pronto, pero el camino es malo y nos entretenemos en la construcción en Tikonko, lo que nos hace llegar a destino, Cassama, a las cinco y media.
       Aquí la gente nos va conociendo y se van acostumbrando a nosotros y nosotros a ellos. Hoy nos han traído plátanos como regalo y hemos rezado un rato con ellos. El  encuentro. 
       Les decimos que vendremos los miércoles, pero que ello no quita que alguna vez podamos venir el domingo. Ellos rezan por la mañana temprano, antes de ir a trabajar al campo. Tienen un coro que funciona bastante bien. Preocupados por la hora avanzada para nsotros, reducimos la oración, pero esperamos hacerlo mejor en próximas veces llegando primero.
       En Valehun ya nos esperan y están cantando en la iglesia, aquí ya ha oscurecido cuando llegamos y buen número de los críos presentes dormitan en el banco, pero los adultos están contentos de encontrarnos y de que recemos juntos.

Ellos lo hacen cada día por la mañana. Se reúnen en la capilla antes de ir a trabajar y hoy lo hacen por la tarde porque venimos nosotros. Aquí la relación es mucho más cercana, ya que nos conocemos y nos hemos encontrado muchas veces. Los maestros siguen siendo los animadores de la oración y la comunidad va aumentando en número.

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