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lunes, 17 de noviembre de 2014

17 de Noviembre de 2014

Lunes

La noche ha sido tranquila. Además llovió y refrescó, permitiéndonos un mejor sueño. La mañana amanece medio lloviendo, pero no nos impide ir a la finca a trabajar y, aunque caen unas gotas, el sol acaba imponiéndose y brilla. El trabajo se sigue de forma normal hasta que en un momento un grupo sale corriendo, y es que las avispas estaban en su nido y se las ha molestado. Cambiamos de sitio y seguimos el trabajo.
       Viene un grupo de chavales de paso y me entretengo hablando con ellos. Son del pueblo y andan sin rumbo fijo. No hay clase y vienen a ver qué pasa. Nos hacemos amigos y me preguntan qué vamos a hacer en la finca. Les digo que algún día habrá espacio para que puedan venir a jugar y se ponen contentos.
      Por ellos sé que ha habido dos muertos en el pueblo, un niño de corta edad y un chófer de la ambulancia. No me saben dar más detalles, pero sí me confirman algo que ya sabía, que hay varias casas en cuarentena. Creemos que es el único pueblo de nuestra zona que tiene gente en cuarentena. Parece que las cosas van pasando de esta zona a otras que tienen muchos más casos. Esperemos que se acabe la situación cuanto antes.
       Cuando volvemos del trabajo voy a comprar a la ciudad cosas de aseo que necesito y por la tarde tengo un rato de clase formal con los chavales que tenemos en casa. El nivel formativo es bajo, pero intento meter en ellos el interés por la lectura o por alguna actividad de tipo intelectual. Por lo menos no lo rechazan. Esperemos que lo que prometen se haga realidad.

        Siguen con sus actividades y entrenamientos y después de oraciones de la tarde y la cena, les empiezo a pasar la peli sobre Moisés. Hay quienes siguen con mucho interés y quien se queda dormido porque está cansado. Mañana seguiremos, pues no es para acabar en un día.

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