De
nuevo vamos a trabajar a la finca y de nuevo aparecen las avispas, pero al poco
rato se sigue el trabajo sin problemas. El ambiente es pesado y esperamos que
llueva, pero acaba volviendo el sol.
Tengo que hacer unas fotocopias y me lleva a la ciudad Coco en su moto.
Mientras estamos esperando que nos hagan las fotocopias, pues lo llevan con
lentitud, se desata la lluvia y durante casi una hora está lloviendo
intensamente. Son los chaparrones del fin de las lluvias que a veces son muy
locales, pero que donde te pilla te moja en pocos segundos.
El rato
que estamos esperando, Coco, me dice que tiene decidido pasar unos días donde
las monjas en Lunsar, tratando de ayudar a los afectados por el ébola en aquella
zona. Me parece una cosa muy interesante y que puede hacer un gran servicio y el
trabajo que se propone hacer entre nosotros no tiene prisa y puede esperar un
par de semanas. Por ello le animo a que vaya donde las monjas y que ayude en
todo lo que pueda. En esa zona hay muchos más casos de la enfermedad y necesitan asistencia. Le
digo que nosotros le estaremos esperando, pues las escuelas no tiene prisa y lo
podemos realizar más tarde sin problemas.
Después de
cenar seguimos con el pelo de Moisés y hoy viene alguno más. Tampoco llegamos al
final. Lo dejaremos para otro día porque hoy es tarde.
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