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domingo, 2 de noviembre de 2014

2 de Noviembre de 2014

Domingo

Vamos en las moto-taxi. Me acompañan Coco, el cooperante, y otros dos más. El camino está mojado, pues por la noche ha habido lluvia, pero se hace sin dificultad y aunque llegamos con bastante antelación, ya hay quienes han venido antes que nosotros.
      Coco (Marcos), cámara en mano, va sacando fotos de todo lo que se le presenta por delante, edificios o personas, mientras yo voy saludando a unos y otros a medida que van llegando y también voy viendo lo que tienen preparado como cantos y lecturas para la celebración.
      Voy reconociendo algunos rostros y tratando de familiarizarme con formas de hacer y acercarme a la gente que hoy son más numerosos que la otra vez que estuve. Y  al final de la misa nos reunimos con los responsables de grupos y animadores con el objetivo de pensar en lo que podemos hacer para la construcción de una iglesia.
La situación es que lo que han tratado de hacer como edificio de la iglesia, es algo muy pequeño y que además no tiene una buena orientación, así que tendremos que pensar en qué es lo que se  puede ofrecer como solución.
       Para la vuelta tenemos problemas de encontrar la moto-taxi que nos traiga y andamos un buen trecho del camino, que ahora con el sol ya está seco, y acabamos encontrando primero una y luego, después de un buen rato de andar, aparece la segunda moto que nos trae a casa.
       La tarde la dedico a leer y contestar correos, además de hablar un rato con los chavales que acaban de llegar y con Coco que se va preguntando por su puesto en el nuevo esquema en el que acaba de entrar. Creo que tiene las cosas claras y, después de un momento de duda, se ha decidido por trabajar con nosotros, siempre que no surja algún contratiempo.

     La oración de la tarde es la adoración, como cada domingo, y varios de los chavales recién llegados participan, incluso algunos que son musulmanes, pero es la experiencia que han tenido cuando estaban en el hogar para los niños de la calle, lo que les hace sentirse cercanos a nosotros y rezar con nosotros también. Después de cenar nos visita la lluvia, que ahora parece que viene de forma regular durante la noche; y la luz, que había venido un momento, se vuelve a ir.

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