Durante la noche he dormido poco y he sudado bastante. Me levanto cada
vez que estoy mojado y sigo empapando camisetas, pero eso es lo normal para
vencer el paludismo, sudar.
Por
la mañana estoy cansado, pero trato de hacer vida normal. Los oídos me retumban
y tengo dificultades para escuchar conversaciones, pero es el efecto de los
antipalúdicos y hay que esperar unos días a que se pase.
Leo,
estudio un rato, descanso, duermo y sudo, lo que me dice que la cosa avanza en
la buena dirección.
Han
ido a trabajar a la finca la gente de Mattru y voy por la tarde a encontrarme
con ellos y a visitar a la gente del pueblo como cada jueves. Los niños te
vienen a saludar y se te cuelgan… Donde nos están diciendo que no hay que tener
contactos… Pero no hay forma, pues los niños son así y así se les
acepta.
Vuelvo a
casa y me siento cansado, pero una ducha y un poco de sueño me dan nuevos
ánimos. Hay que dar tiempo al tiempo y que la cosa pase. El hecho de salir te
despeja un poco y te ayuda a olvidar lo que estás pasando, cuando ves a los
otros con sus dificultades las tuyas toman menores dimensiones.
Seguimos esperando el contenedor que ya está en el puerto, pero ahora
falta algún papel. Por suerte tengo conexión durante un buen rato con Loli en
Santander y a través de ella y su teléfono, con la familia. Me da mucha alegría
el poder hablarnos y el vernos a través de la cámara. Después de hablar un rato
la conexión se cortó y no hubo modo de volver, pero por lo menos nos pudimos
comunicar.
Ahora creo que
ya se puede decir que ha dejado definitivamente de llover, pues hace unos días
que no tenemos ni gota de agua y va llegando el harmatán, pero muy suave para lo
que estoy acostumbrado en otros sitios.
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