He pasado
la noche regular y no he dormido mucho. La cabeza me resulta pesada y los oídos
me zumban, pero sé que son los efectos del os antipalúdicos. A pesar de ello me
siento bastante bien y estoy dispuesto a afrontar el domingo con ilusión. Como
hay harmatán, hace fresco. La ducha ahora es fresca y te hace despertar…
Seguimos sin luz y esperando a que amanezca para ver para hacer algo.
Uba sale
temprano para Tikonko y Paul, que ha venido de Lungi, va a decir la misa en
Towama, el sitio que se supone que me tocará a mí después de Mattru. Yo espero
al obispo, que viene puntual conduciendo su coche y juntos vamos hacia el pueblo
que ya conoce porque ayer se dio una vuelta para conocer in situ los
terrenos.
La
llegada es unos minutos antes de la hora. Nos reciben amables. No hay una
enormidad de público, pero el hangar que hace de iglesia está lleno. La gente
aplaude y canta. Nos presentamos, les saludamos y vamos a revestirnos en las
mesas que han preparado al efecto.
La misa
comienza a la hora, en lengua local y el obispo de forma muy sobria y llana se
expresa con la gente, que varias veces le aplaude cuando habla. Las lecturas las
han hecho hoy en inglés y lo que les sorprende es que yo he optado por leer el
evangelio en su lengua y hoy lo hago por primera vez. Su sorpresa es grande, lo
mismo que su alegría y repiten los aplausos en el momento en el que el obispo
hace el comentario elogioso a la lectura que he hecho.
Creo que
es un momento importante para la vida de la comunidad la vista del obispo y le
doy las gracias por su presencia, a la vez que hablamos de que se trata de
pensar en una nueva parroquia y la necesidad de terrenos y otras provisiones que
corresponden a la diócesis.
La misa acaba,
el obispo nos trae de nuevo a casa. Nos da las gracias por el trabajo que
hacemos y nos anima a seguirlo. Nosotros le agradecemos su presencia, su
cercanía y su interés por lo que hacemos en la diócesis y nos despedimos hasta
mañana, pues tendremos juntos una misa en la catedral para comenzar el año de la
vida religiosa.
En la Consagración con el obispo |
En la oración |
Un rato después de nosotros llega Uba y me invita a ir a Towama, donde
Paul está diciendo la misa, así puedo conocer a la gente y pensar en el
encuentro que tendremos el día de navidad con ellos par la misa, pues la de la
noche no tendrá lugar, ya que el gobierno ha dicho que todas las celebraciones
acaben antes de las cinco de la tarde y nos ha parecido que como no tienen
costumbre, que es mejor dejarlo por este año.
Paul está aún diciendo la misa y esperamos un rato a la sombra de un
árbol, pues ahora ya calienta bien el sol. La iglesia es pequeñita, ya hay otra
en los cimientos, prevista para sustituirla, pero está llena hasta los topes y
después de acabada la misa cuento los que salen y hay más de un ciento. Luego
nos dicen que suelen ser alrededor de ciento veinte, ahora que no están los de
la universidad, que es el pueblo en el que está la universidad, pero como ahora
todo lo que es enseñanza está cerrado, los estudiantes no han venido.
Me
siento a veces cansado, pero no demasiado. Después de comer me echo una buena
siesta y despierto bastante más en forma, lo que me permite leer la prensa
digital, los correos y hacer la crónica. Ha venido la luz, pero también se va de vez en cuando, lo que no te
da ninguna seguridad de cuanto tiempo vas a disfrutar de ella.
Seguimos esperando noticias del contenedor, pero por ahora nada sabemos.
Esperemos que no tarde mucho.
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