Ahora
que en España ya no se habla del ébola y que nosotros aquí en Sierra Leona,
estamos viviendo un momento “caliente”, quiero hacer algún comentario que he ido
aprendiendo y que nos ayude a comprender algo de lo que pasa por
aquí.
Vivimos una relación de “mírame y no me toques”, por aquello de las vías
de transmisión de la enfermedad. Entonces, hemos suprimido toda relación con el
otro que signifique tocarse o tener contacto. Así se saluda, pero no se da la
mano. Vamos a los pueblos y los niños, que antes los tenías colgados de las
manos por decenas, se mantienen a distancia, o los que se acercan te tocan la
ropa, pero no les das la mano. En la misa hemos suprimido el gesto de darse la
paz por la misma razón de no tocarse. La comunión se distribuye a todos en la
mano y con cuidado de no tener contacto con la mano del que comulga…
Los controles de la gente que viaja son continuos y desde las seis de la
tarde a las nueve de la mañana, si no tienes pase, no viajas… Los últimos días
para desplazarse hay que tener pase, pues el gobierno está decidido a controlar
los movimientos de la gente y así intentar controlar la enfermedad, algo que a
lo mejor se debería hacer hecho hace ya meses, pero… Así estamos y así seguimos
y no se ve que haya certeza de que ello nos va a sacar del hoyo en el que nos
encontramos.
Las
informaciones que tenemos no son lo suficientemente claras y no sabemos donde
estamos en la cuestión de infectados y muertos, pero por ahora las cosas no
parece que vayan a menos y el problema continúa. La gente sigue muriendo, pero
no se sabe con certeza la causa.
Una cosa llamativa es que el país entero y sobre todo la capital en el
mes de diciembre es un hervidero de gente que viene de fuera y que festeja desde
bodas, bautizos, aniversarios, hasta cualquier acontecimiento que se presente.
Este año la gente de fuera… Imagino que no ha venido… Y los de dentro han visto
las cosas muy controladas por el gobierno. Las reuniones son raras y las
celebraciones no están autorizadas… No he estado en la capital y no tengo los
ecos de cómo se ha vivido esto, pero sí sé que se han visto con mucha
preocupación los continuos casos de gente infectada y que por el momento no
parece que sea asunto
controlado ni en retroceso.
No ha habido
misa del gallo ni celebraciones de fin de año en el país y a las seis de la
tarde las cosas del mercado se han acabado y cada uno a su casa, algo que a la
gente imagino que le cuesta entender, pues son muy de vida nocturna.
Otro detalle importante son los cementerios y los entierros. Ahora es el
Estado quien se encarga de los cementerios y de los entierros. Cuando una
persona muere, ya está estipulado que hay quien se encarga de las tareas del
sepelio… No he estado en ninguno, sí he oído comentarios de quien ha participado
y, parece ser que puede haber de todo, como en botica…
Pero es que aquí hay la costumbre de entrar en contacto con el cadáver y
abrazarlo y llorarlo y despedirlo… Me viene a la mente la imagen del
descendimiento de Jesús y la puesta en brazos de su madre… Y a partir de ahí,
nos podemos imaginar lo que es el abrazo del cadáver de un hijo con su padre o
con su madre, o con un hermano o con un familiar cercano, algo que es natural y
obligatorio y que muestra una forma de decir adiós y un cariño que se siente por
el que se ha ido… Y pensemos en lo que pasa con el ébola, la transmisión por el
contacto… Y pensemos en la gente que no ha ido a la escuela… Y pensemos en el
trauma que es no haber despedido a su padre, o a su madre, o a un familiar… Y a
ver quien es el valiente que cambia esa mentalidad y les hace ver lo peligroso,
contagioso o mortal que es ese contacto…
La situación no es nada fácil y a ver quién es el majo que se dedica a
explicar las cosas y luego quien es capaz de hacerlas respetar, en un terreno
tan privado y tan personal como es la muerte, algo que pasa en casa, sin que
nadie controle la cosa y sin que nadie pueda ver lo que pasa y que basta que uno
lo haga y la persona esté contaminada, para que eso sea un hervidero de
contaminación para todos…
Estamos en situación de ver hasta
cuando vamos a sufrir esto. La realidad es que se viven ejemplos increíbles de
personas entregadas a los demás, cosas que por otra parte son normales en
cualquier sitio, siempre que haya esas buenas gentes dispuestas a darse hasta el
agotamiento…
Empezamos un nuevo año conscientes de que seguimos en las manos de Dios y
a la espera de que el azote del ébola sea un mal sueño pasado y se nos permita
abrir las escuelas, que los niños puedan volver a su sitio natural de vivir y
aprender; que los adultos puedan recomenzar la vida normal de trabajo y
desplazamientos; que todos podamos vivir nuestra vida sin la preocupación de si
estaré o no contaminado…
Esperemos que Dios nos conceda esta gracia este año y mejor primero que
más tarde. Y que la Virgen desde el primer día en que celebramos su fiesta nos
acompañe a lo largo del año y nos ayude a llevar a todos en el
corazón.
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