Amanece con
niebla, pero en cuanto sale el sol desaparece y hace calor sofocante. Uba lleva
a uno de los chavales que están con nosotros al hospital porque tiene fiebre.
Luego nos cuenta la recepción que le han hecho, mascarilla y guantes y todas las
precauciones, hasta que Uba les ha asegurado que es paludismo y le han dado la
medicación y han vuelto para casa.
Al
final de la mañana nos visita el obispo. Viene para ultimar los detalles de la
ceremonia de bendición de la iglesia que tendrá lugar el lunes y al mismo tiempo
estamos un rato en amena conversación sobre muchos asuntos. Le agrada el esquema
que ha hecho Uba para la ceremonia y está encantado cuando le hablamos de la
nueva comunidad de Mattru que, aunque no ha dicho nada, se le nota que está
interesado en visitar y conocer a la gente. Espero poder decirlo a la gente el
domingo en la misa, lo que creo que provocará más entusiasmo y nuevos
fieles.
Después de comer voy a Mattru, como solemos hacer los jueves. Mientras el
que viene conmigo ensaya con los monaguillos, yo me doy una vuelta por una
zona del pueblo. La gente está
encantada de que vengas a saludarles y los cristianos te acogen con mucho cariño
y me felicitan por decirles la misa en su lengua.
No podemos
convocar grandes reuniones por causa del ébola. La realidad es que por aquí la
cosa está tranquila y hay muy pocos casos, pero en otras zonas y en la capital
en particular, las cosas están muy serias. Pero ir a visitar a la gente y que te
vean cercano, es importante y por eso trato de hacerlo siempre que puedo y esta
tarde he visto la alegría que les da el que les visites.
Cuando ya
en casa, acabamos la oración de la tarde, nos viene a ver el que tuvo problemas
ayer. Le han liberado y se han arreglado entre ellos. Todos estamos contentos de
que el asunto se haya solucionado sin necesidad de ir más lejos. La corrupción y
los interesas de unos y de otros es lo que está detrás de estas cosas que las
ves, pero también te tienes que callar, pues no solucionas nada con
hablar.
Cuando
estamos a punto de apagar el grupo, Uba viene a verme y me dice que ya tiene
todas las cosas del contenedor, incluso lo que constará el traerle hasta casa
desde la capital. Me da una gran alegría y pienso en que podremos celebrar la
fiesta de la navidad compartiendo un poco de comida que nos llega con mucha
gente que lo necesita.
La realidad se
va a hacer esperar un poco más, pero esperemos que llegue con el tiempo justo
para poder compartir alimentos con los que los necesiten y que todos podamos
tener algo que llevarnos a la boca en navidad.
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