Estamos en el harmatán, tiempo fresco y
la cosa se nota por la mañana. La ducha está más fresca que de costumbre, pero
la sigo aguantando sin mayor dificultad.
Mientras Donald y los chavales siguen transportando arroz, estoy en clase
con el profesor de mende. Hoy hemos trabajado mucho rato en la lectura de textos
del evangelio y me voy dando cuenta que las cosas funcionan, pues leo y comienzo
a entender unas cuantas cosas, algo que antes no me pasaba. Sé que es largo el
camino, pero también sé que hay que tener paciencia y recorrerlo para poder
llegar a conocer una lengua, y estoy dispuesto a tener paciencia y
recorrerlo.
Por la
tarde, después de una buena siesta en la que veo que el paludismo va remitiendo,
pues ya no sudo copiosamente, leo un rato la prensa y veo los correos, pues
tenemos luz y hay conexión, aunque no por mucho tiempo.
Hay gente
de los pueblos que viene a vernos y también tengo tiempo para leer y estudiar un
rato la lengua antes de cenar y
dormir. Y del contenedor seguimos sin noticias…
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