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miércoles, 1 de mayo de 2019

1 de Mayo de 2019


Miércoles

Amaneció un tanto despejado. Por la noche llovió, aunque de manera localizada, lo que hizo refrescar el ambiente un tanto y la humedad también se hace sentir, pero parcialmente. 

He dormido bastante tiempo y el resto me he dedicado a rezar y a sudar. Los efectos de la malaria no han llegado muy lejos, pero los secundarios posteriores se notan. Me levanto con ganas y voy a rezar a Towama, donde antes de entrar en la iglesia también contemplo un rato las estrellas en un cielo semidespejado. No hay mucha gente para la misa que dedicamos a san José en el primero de mayo y a María en su mes. 

Voy a la finca donde espero encontrar la soledad, pero pronto empiezan a llegar los que trabajan… Yo pensaba en la fiesta del trabajo y la gente viene como cualquier día… Después del desayuno me voy a dar una vuelta por el mercado y todo funciona con normalidad. Los bancos están cerrados. Aquí el primero de mayo no ha llegado aún. 

Me fui al mercado huyendo de estar en la cama y comencé a sudar y a sentirme cansado y dejé el paseo a mitad para volver a casa y descansar un rato. Es lo que pasa con el paludismo, sudas y te sientes cansado. Descansas y a ver cuando se pasa. 

Logré dormir un rato la siesta y no tuve prisa en levantarme porque con el ventilador se está a gusto y después me entretuve con las semillas que tengo entre manos y salí a rezar el rosario a un pueblo, el mismo al que fui por la mañana. Sigo sudando y mojando camisetas, pero es también la señal de que el palu se va yendo. 

Ceno un poco de fruta y sigo desde internet las noticias del fútbol y contento de que gane el equipo que sigues. 

Me siento destemplado, pero creo que es lo mínimo que puedes sentir después de los efectos secundarios de las pastillas que espero se pasen pronto. 

Un nuevo mes, una nueva etapa y una esperanza de llenarlo de buenas cosas para todos. Que María y san José nos ayuden.

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