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viernes, 17 de mayo de 2019

17 de Mayo de 2019

Viernes

Me levanto en forma. He dormido bien y también he tenido tiempo de rezar. Llamo a John, que me va a llevar a los pueblos y aparece diligentemente a la hora. Ha llovido, pero ahora las cosas están en calma. 

Emprendemos el camino y pronto nos damos cuenta de la dificultad. Están reparando la carretera y donde han estado las máquinas, hay un barro, que a ver quién es el majo que pasa. Por suerte me he decidido a llevar las botas de agua y bien que me han venido, pues he pasado por en medio del barro y la moto patinaba en todas las direcciones. 

Estamos en Tikonko y no hay muchos, pero por lo menos los que estamos nos animamos a ser fieles y a intentar traer a otros y a dar valor e importancia a la celebración de la misa. 

Nos vamos a Balei, donde aún es muy temprano para la reunión y tomamos el camino de Potehun donde vemos que con el compresor han cascado la piedra y han llegado al agua, aunque les queda trabajo que hacer. Vamos a Yeobiama y aquí nos encontramos con alguien que les ha pedido que hagan un pozo y en un sitio donde no me esperaba, han encontrado agua. No es una fuente, pero es un depósito y me da que es potable… Negociamos y nos entendemos. Proponemos cooperar y ayudarnos para tener agua para la gente. A veces también los milagros existen… Pensaba en un pozo con agua a más de veinticinco metros de profundidad y para un puñadito de gente que no podrían cavar… 

Venimos a Balei. Me centro en la escuela y los maestros, les reparto sus tarjetas de identidad que me han dado en el colegio y les animo a hacer algo con los críos alrededor del pozo, hacer semilleros para la escuela y para ellos. Me prometen hacerlo. La reunión con los adultos será para otro día. 

Volvemos pasando por la finca, donde veo el vivero y los hoyos del compost y me vuelvo a casa porque me siento cansado. Pero un rato de descanso y me vuelvo a sentir en forma. 

Pienso en salir, pero veo que es mejor reservar fuerzas y me paso el rato haciendo cosas en casa, limpiando la habitación y hablando con gente que me viene a ver, alguien en particular con sus problemas familiares. Voy un rato a rezar a la iglesia. 

Después de cenar, me envían un correo y me anuncian la muerte de Fernando, otro compañero salesiano que ha sido asesinado esta tarde en Burkina, en nuestro colegio de Bobo Diulaso… Compañeros, en varios sitios hemos estado juntos… Que Dios nos tenga de su mano…

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