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martes, 28 de mayo de 2019

28 de Mayo de 2019

Martes

Amanezco en buena forma después de haber dormido la noche en dos veces. Está medio lloviendo y me da la sensación de que salir va a ser complicado, pero me decido a ir a rezar a Nagoyon y no me equivoco, pues la llovizna es algo muy localizado en la ciudad y en cuanto salgo del casco urbano se acabó el agua. 

En Nagoyon hay un grupito de gente y con ellos celebro la eucaristía. Al finalizar nos encontramos varios de los asistentes y seguimos en la búsqueda de soluciones que no me parece que lleguen y que sé que tengo que buscar. 

Voy a Balei y hablo con el que trabaja en el pozo en Yeobiama y veo que las cosas no marchan. Me paso un rato por la escuela y observo que algo parece que se está haciendo en la limpieza del terreno y vuelvo a Nagoyon donde me encuentro con John, el conector que me llevará en moto a Mojibé. Es un pueblín de cuatro casas, pero el líder de la parroquia está allí y se refugia en su malaria para no venir a verme. Como me he presentado allí sin que me esperara, sale de casa y hablamos unos minutos. Donde pensaba que le iba a echar una bronca, le hago ver que no he venido a reñir, sino a recordar algo que tiene que hacer y que los demás están esperando… Veo que su cara ha cambiado y que es otra persona y que puedo contar con alguien que no estaba seguro de su reacción. 

Nos volvemos y el conector me lleva en la moto a Yeobiama, pueblo en el que estamos haciendo un pozo… No encuentro a los interesados en el sitio, pero veo lo que van haciendo y espero contactar por teléfono al interesado, cosa que no logro hacer en todo el día… 

Volvemos a donde está el vehículo y traigo un cargamento de gente a Tikonko. Yo voy a Lembema, donde espero encontrarme con gente que no está. Pero por lo menos veo al maestro y tratamos con el jefe del pueblo el problema de los críos sordos y me prometen que esta semana estarán en la escuela… 

Paso por la finca donde los trabajadores están plantando moringas y veo que no lo están haciendo como se debería, pero para qué insistir, si no hay mucho que hacer… cuando vuelvo a casa son casi las doce. Me he pasado la mañana de un sitio a otro y me siento cansado, pero creo que ha valido la pena porque pienso que algo hemos avanzado. 

Después de comer duermo un poco la siesta, reparto libros, hablo en el whatsapp y descanso un rato antes de pasarme un buen rato en la capilla y hablando con quien viene a verme. 

Oraciones, cena, noticias, crónica y otro día más.

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